reverberation - Per Eriksson

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Hace ya 3 años que soy parte de Ghost como una ghoulette excepcional. Siempre he sentido un don en mis manos y esa guitarra negra, como si hiciera magia con la púa. Los fans me aclaman y adoran, llegando a decir que soy la reencarnación de Afrodita. Por eso, en el escenario, uno de los nombres por los que me llaman es "Afrodita", aunque no esté directamente relacionado con la temática de la banda, a los fans les encanta.

La gira había comenzado, y esta vez venía cargada de energía. Al final del recital, el agotamiento me dejó exhausta, sin comprender cómo mis compañeros seguían tan extasiados al punto de irse a beber. A veces me decían: "Es por el shock de adrenalina, aún estamos algo alterados; vamos a calmar las aguas y evitar el insomnio".

Recuerdo de varias giras que apenas pisaba el backstage; solo quería tirarme al suelo y dormir, especialmente con el calor de la ropa y las máscaras.

Nunca fui alguien muy amigable o de salir. Personalmente, no conocía a ninguno de mis compañeros, excepto a Tobias, y de los demás solo conocía un par de nombres.

Pero esa noche sería inolvidable. Teníamos un gran público, y debo admitir que tenía los nervios a tope. Tomé mi guitarra y salimos al escenario, colocándonos en nuestros lugares. Estaba al lado de Tobias, a unos pocos metros.

El telón cayó y comenzó "Kaisarion". La gente cantaba y brincaba un poco. La hora y media pasó, y terminamos con "Squere Hammer".

Nos despedimos y bajamos al backstage, donde no esperaba nuestro representante y el personal con toallas y agua.

—Estuvieron increíbles —dijo nuestro representante.

—Muchas gracias. Saben, hoy todos lucieron, en especial (user). ¿Por qué no vienes a brindar hoy al bar del hotel? —exclamó Tobias.

Era Tobias. No podía negarme; era un hombre muy bueno y siempre fue respetuoso conmigo y mi forma de ser.

—Claro, ¿a qué hora? —respondí sonriendo.

La banda se dispersó por todo el backstage. Algunos ya se estaban quitando la ropa para ponerse algo más cómodo, mientras que otros solo estaban tomando agua o comiendo algo.

—Posiblemente, a las 12 estemos allí —dijo Tobias, mientras dos personas le quitaban la máscara.

—Genial —manifesté con una sonrisa.

Fui a mi camerino, me quité la ropa, me puse unos shorts de jean dejando ver un par de tatuajes en mis piernas, y me coloqué una sudadera gris. A pesar de ser primavera, hacía frío durante la noche.

La noche transcurrió como quiso, cada uno en su habitación. Me duché porque realmente lo necesitaba después de una noche agitada.

Me vestí de manera similar a como lo hice antes, con un short y una sudadera. Descendí al bar a las 12:10, entré y vi a mis compañeros. Cuando Tobias me vio, saludó alegremente, pidiéndome que me acercara.

La situación resultaba algo incómoda para mí; nunca antes había entablado una conversación con ninguno de ellos, a excepción de Tobias. Con los demás, se limitaban a saludos cordiales, a veces preguntas sobre el clima y horarios, o simplemente extendían su comportamiento en el escenario.

La noche transcurrió, y sorprendentemente, entré en confianza bastante rápido. Hablábamos, reíamos y compartíamos momentos. Hubo un instante de total silencio; al tomar mi último vaso de whisky, noté por el rabillo del ojo al hombre de pelo largo observándome atentamente, con una mirada difícil de descifrar. Después de unos minutos, le devolví la mirada al bajar el vaso, con una sonrisa.