Alguna vez conocí a una persona muy interesante que me complicó la vida.
Su estancia en esta planeta me parecía una simple nimiedad, no captaba en lo absoluto mi atención. A decir verdad, realmente ya la conocía, pero no tan a fondo, no había tratado de adentrarme en su vida, apenas y un pequeño rasguño le había hecho al exterior para luego olvidarle.
Pero fue ese día en específico cuando llegué a tomarle en cuenta, o al menos comencé, pues no fue una cosa que se realizara por completo en un simple día, pero podemos decir que a partir de ese día en específico, comenzó todo.
Era una exposición de pinturas, estás cosas no eran mi pasión, pero me llamaban relativamente la atención, y eso me bastaba.
La música de fondo era meramente instrumental, la gente de paseaba de un lado a otro y merondeaba, las personas que no tenían idea del tema miraban brevemente los cuadros y se preguntaban por qué costaban tanto.
Supongamos que nuestro encuentro no fue tan mágico, bueno lo fue un segundo para mí, pero en su mayoría fue bastante normal.
Apenas terminé de analizar todos los cuadros y decidir cual iba a adquirir pensé en tomar algo tibio, puesto que mi congelado cuerpo lo pedía a gritos.
Pedí un té negro y esperé en una mesa pensando un poco en cualquier cosa que se me viniera a la mente.
Pensar y pensar, parecía que no sabia hacer otra cosa, pero no se puede esperar mucho de una persona que vive en el pasado cada vez que se desprende del presente y no podría decir demasiado al respecto.
No me consideraba parte de este círculo de artistas, era un amateur en muchas de las cosas que hacía y las fotografías que tomaba eran un intento desesperado de conservar mis recuerdos.
Mi memoria no tenía un problema oficial, tomar fotos era una mera paranoia mía que comenzó el día en que no pude sentir mis recuerdos nuevamente, sabía lo que había pasado pero no recordaba con certeza cómo me había sentido, me parecía todo tan lejano.
En unos pares de días no recordaría ni siquiera cómo había sido el ambiente de esta exposición en este café. Pero tendría una pintura que me recordaría el resto de la exposición, el sabor del té negro, el olor a incienso.
El compositor se detuvo finalizando su pieza y se levantó de su asiento dándole paso a alguien más para tomar el micrófono en el escenario.
-Primeramente les agradecemos por asistir a este evento y observar o comprar las obras de este maravilloso artista que pasará a tomar el micrófono a continuación.
El hombre que tomó el micrófono sonreía con su pelo largo a los lados y sus facciones espolvoreadas con emoción.
Habló de la forma en que llegó al perfeccionamiento de su técnica hasta llegar a lo que mostraba en los cuadros ahora y de lo agradecido que estuvo cuando pudo organizar todo esto.
Mi atención se vio interrumpida por una silla arrastrándose hasta mi mesa.
-¿Te importa si me siento? No hay más mesas disponibles.
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Mi Nombre.
RomanceVenus, cambiaste todo con tu llegada, perdí la razón y la cordura por ti. Jugaste con mi mente y mi corazón, te divertirte tanto conmigo hasta que me rompí y cómo cada uno de tus juguetes me abandonaste. Espero que vuelvas a jugar conmigo un día d...