Prólogo.

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Un lindo pelinegro se encontraba acomodando unos discos en la tercera fila de la tienda. Su turno estaba apunto de terminar y hoy tocaba la paga de su quincena, por lo cual estaba feliz.

Al salir el último cliente, su gerente sacó dinero de su bolsillo y se lo entregó, no era tanto pero él era feliz con eso. Acomodó sus cosas en su pequeña mochila para irse.

Takemichi Hanagaki, un viajero del tiempo que después de muchos tropiezos y lágrimas logró su objetivo, hacer a todos felices, recientemente había vuelto al futuro donde tenía dieciocho años, trabajador de una tienda de discos, vivía en un apartamento a algunas cuadras de su trabajo y no era alguien de plata, pero vivía cómodo.

Al ya tranquilizar las cosas que habían pasado con las pandillas y prevenir las muertes, decidió volver al futuro, pero tiene un presentimiento demasiado malo, su sensor de peligro siempre está al tanto, poniendole la piel de gallina.

Numerosos carros se encontraban saliendo del interior de Tokio, el ruido constante de la bocina de los transportes era lo único que se escuchaba por toda la ruta, al pasar por una tienda de televisores. Notó que el canal de las noticias estaba apenas empezando.

Curioso, paró su andar, a su lado una señora que iba pasando con su hijo también se detuvo para ver la pantalla.

- Muy buenas noches ciudadanos. El día de hoy tenemos un... - La mujer se veía nerviosa, buscando las palabras correctas para describir lo que intentaba dialogar, al costado de ella su compañero estaba arreglando unos papeles apresurado - problema, bastante inesperado e impactante, por palabras del presidente se ha declarado una cuarentena por un reciente virus que esta atacando Shibuya, no se sabe su origen, pero según las características de los médicos y científicos es una enfermedad que crea diversas mutaciones en el cuerpo causando deformaciones espantosas. Personas que están viendo esto, se les recomienda quedarse en casa y no salir hasta nuevo aviso. - La rubia suspiró e iba decir algo más pero un estruendo enorme la interrumpe.

La cámara voltea, enfocando a un adolescente demacrado, su piel tenia un tono grisáceo, de sus ojos lágrimas con sangre, tenía algunas partes del cuerpo colgando y se estaba tambaleando. Al fondo un hombre de seguridad estaba tirado en el suelo con una hemorragia, su piel estaba desgarrada y tenía los intestinos al aire con su compañero tratando de irle a socorrer.

La mayor le tapaba los ojos al niño aterrorizada, la imagen de aquel muchacho era algo que disgustaba ver.

El chico ataca al camarógrafo, la cámara cae al suelo quebrándose un poco, pero sigue grabando, enfoca al enfermo comiéndose el cuello del veinteañero para después tirársele encima a los reporteros, la grabación se apaga, con la televisión cambiando el canal a uno de niños.

Takemichi queda boquiabierto ante la información, acaba de regresar de un viaje en el tiempo severamente loco y ahora hay una estúpida enfermedad que te convierte en una cosa horrenda. ¿Qué hizo para merecer esto? Sacude su cabeza, pensando que es un sueño y que prontamente va a despertar, se peñizca pero siente el dolor. Asustándolo por un momento.

Retoma su caminata hacia su apartamento, los pensamientos junto el recuerdo de aquel jóven comiéndose a los demás era algo asqueroso, provocaba que su estómago se revolviera.

Al estar a unos metros del edificio donde se encontraban los apartamentos, unos gritos mezclados con balbuceos lo sobresaltaron. El lugar estaba oscuro y no tenía mucha iluminación, por lo cual tenía que forzar su vista.

Frente a él, sus vecinos estaban atacándose entre sí, cuerpos en el suelo, la sangre chorreaba por todos los apartamentos, el complejo era un completo desastre, momentos después de ser mordidos comenzaban a convulsionar, la piel comenzaba a tornarse de un color más oscuro y poco después comenzaban las mutaciones.

Uno de ellos corrió hacia el para tratar de atraparlo pero rápidamente alguien salto de la oscuridad, esquivando ambos al muerto viviente para después hecharse a correr.

El azabache seguía perdido, el shock era tan grande que su mente se desconecto por un momento de la realidad.

¿Un virus zombie? Tienes que estar jodiendo.

¿Cómo estarán mis amigos? La toman, hina-chan, la mizo...

¿Aunque haya salvado a todos sigo siendo castigado?

- Hey. -

¿Qué clase de broma es esta?

- Oye. -

¿Moriré?

¿Todo mi esfuerzo se perdió en esto?

- ¡Oye! - Una voz femenina interrumpió sus pensamientos golpeándole suavemente su sien con un metal. El ojiazul sacudió su cabeza volviendo al presente.

Frente a él había una chica, su expresión era sonriente, y tenía una lata de Coca-Cola en su mano.

- Disculpa, me perdí en mis pensamientos. - Se disculpa inclinando su cabeza, la niña frente a él solo negó.

- Se notaba, de hecho. Estabas tan perdido que hasta me dió tiempo de comprar soda para ambos. ¿Gustas? - Pregunta con una sonrisa extendiendo su brazo con la bebida en mano.

El mayor lo toma, agradeciendo en bajo, necesitaba de esto para poder ganar energía y pensar más en todo lo que esta pasando. La desconocida se sienta a su lado en la banca, abriendo la lata para tomar un trago.

- Me imagino que estás procesando todo esto, ¿No? - La figura suspira en satisfacción al tragar la gaseosa. - Esta mierda empezó hace una semana, el presidente fue el primero en enfermarse y su hijo fue el que dió la orden de la cuarentena. Poco después esas cosas salieron de la nada atacando a la gente. Por eso es que la gente esta saliendo de la provincia. - Explica con pereza, balanceando su bebida y observando las estrellas. Lo único que iluminaba el lugar donde estaban era la luna y un poste. Estaban cerca de un parque, no había gente caminando.

El hombre aprieta con fuerza la lata, se siente enojado por los sucesos, ahora que acababa de arreglar las cosas entre sus amigos pandilleros y salvar a todos de la muerte (Ganó enormes cicatrices gracias a eso) le vienen con una gran estupidez de virus.

Quiere reírse para después colgarse con una soga.

- No pareces al tanto de todo esto. ¿Tu nombre no era... Takemichi? - Sus ojos se encuentran con los contrarios, el brillo desataba curiosidad, pero el pánico invadió al antes mencionado.

- ¿Cómo...? - Iba a preguntar hasta que fue interrumpido por la ligera risa de la chiquilla.

- ¡Mucho gusto, viajero del tiempo! El nombre es Ray. - Se levantó de su puesto para ofrecerle un apretón de manos al pelinegro.

 - Se levantó de su puesto para ofrecerle un apretón de manos al pelinegro

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Guala.

A que no se esperaban esto 😭🫵🏻

Estaba aburrida de mi vida y quise hacerlo, se que la voy a cagar pero vale la pena intentarlo.

Espero que les guste, y también. Estaba pensando en hacer una playlist para mis historias, ¿Qué les parece?

Chauu.

𝐀 𝐧𝐞𝐰 𝐚𝐝𝐯𝐞𝐧𝐭𝐮𝐫𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora