ALESSANDRO
Esto debe ser una broma, y no tiene ni puta gracia. Tras tanto tiempo en guerra, les hemos ofrecido una tregua a la familia Chessire, ¿Y su respuesta? Ofrecer a la hija pequeña en matrimonio, la cual tiene una rara enfermedad por la cual no vivirá mucho tiempo.
— Tienes que estar bromeando. — Me froto el puente de la nariz, frustrado. — Repite el nombre. ¿A quién están ofreciendo?
— A la hija pequeña, Anya. — Repite Vera, mi mano derecha, la persona en quien más confío y conozco, y sé que no está bromeando por su mirada.
En parte también me da pena. Esa pobre chica ya está bastante en la mierda como para que encima la casen conmigo. Nunca tocaría a mi mujer, pero los rumores no dicen lo mismo, así que ahora mismo, si ya le han avisado de la propuesta, la chica tiene que estar acojonada, rezando porque su enfermedad la lleve cuanto antes.
— ¿No aceptarás?
— ¿En serio me estás preguntando si quiero casarme con una desconocida que quizá está muriendo justo ahora?
— Deberías conocerla primero y luego elegir. Su familia no ha buscado una cura porque son unos cerdos que prefieren seguir volviéndose ricos antes que perder una parte de ese dinero invirtiendo en investigaciones.
Miro a Vera con sorpresa. O no opina o habla demás, nunca sabes por donde va a venir.
— ¿En serio me vas a hacer ir a conocerla? Cuando programe una cita con su familia seguro que le comen el tarro para que sea super maja y una vez nos casemos se vuelva una zorra espía que gaste todo mi dinero.
Mi amiga se encoge de hombros, vamos, que se la suda basto lo que está ocurriendo. Probablemente si mañana dijeran que viene un meteorito, simplemente se iría de vacaciones con su novia a Hawaii hasta que muramos todos. A veces me gustaría que todo me diera igual de la misma forma.
— Pues ve sin que lo sepan. Vive en el hospital, y según sé, ni siquiera tiene guardaespaldas.
— ¿Qué? ¿Vincent sabe que tiene una hija, no? Porque no lo parece.
— Por eso no me gusta la idea de una tregua, deberíamos rajarles la garganta tanto a él como a su mujer, son simples cerdos narcisistas.
— Lo sé, pero debemos contenernos por el momento.
Entiendo su desprecio por ese matrimonio. El jefe de familia, Vincent, es la peor persona que conozco, y eso que conozco a muchos cabrones asesinos que serían capaz de atrocidades a cambio de un simple caramelo solo porque se aburren. Todos conocen los rumores, la madre de sus hijos no desapareció, ese monstruo se la cargó, y cuando se volvió a casar, fue con la mayor arpía de Reino Unido, una sádica que es capaz de vender a las hijas de Vincent a cualquier persona con tal de conseguir sus objetivos, por lo que no hay dudas de que ella ha propuesto a Anya para esto.
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Obsesión.
Teen FictionUna tregua con la mafia inglesa me ha ofrecido a la hija pequeña de su líder para casarnos. No pensaba aceptar, no cuando buscan burlarse al ofrecerme a una chica enferma sin mucha esperanza de vida, pero la conocí y todo cambió. No me importa si lo...