¿Odiarte, por qué?
Si yo te amaba en serio,
si yo te entregué mi vida
a pesar de tus heridas,
a pesar de tus absurdos misterios.
Te quise y no dudé en poner en tus manos
mi corazón y mis sentimientos,
te confié mis más profundos sueños.
¿Por qué te odiaría?
Si todo lo que te di
fue sincero...
no hubo una pizca de recelo,
no me reservé nada,
lo que di fue porque así lo sentí
aunque haya fallado en el intento...
No pude luchar con tus fantasmas del pasado;
al menos no solo.
Me ganó la contienda el dolor y las heridas
que te abrieron antes de que llegara yo,
te dejaste vencer por ello
e hiciste que al final me rindiera
y te juro que las quise cerrar,
pero no me dejaste;
sin embargo,
saboteaste cada intento
de con mi abrazos curarte,
y no te culpo...
Quizá las heridas fueron más profundas
y prevalecieron a pesar de lo que sentíamos,
quizá no fui suficiente
ni el indicado y por eso no pude,
no llené tus espectativas,
no pudiste amarme
y por eso es preciso alejarme.
¿Odiarte?
¿Por qué?
No puedo!
Siempre supe a lo que me metía,
y aún así decidí arriesgarme
y apostarle al amor que por ti sentía;
más la batalla no era solo mía,
en el fondo lo sabía,
pero tenía la esperanza
de no equivocarme.
Siempre habrá un poema,
una canción, un perfume,
un lugar que me haga pensarte,
pero ya no puedo quedarme,
ya no puedo esperarte,
solo me queda agradecer
la lección que me enseñaste,
porque para mí también
fue un buen aprendizaje.
Gracias mi amor, hasta siempre!
