El conocimiento es poder -HIATUS-

Capítulo 28

Capítulo 28: El impostor

"Tienes treinta y siete, un número primo puede ser, pero no el que estás buscando, sospecho," Septima Vector se regocijó mientras se sentía cómoda en el sofá de dos plazas en su oficina. Su mejor estudiante estaba a diez pies de distancia de ella frente a tres grandes pizarras, cada una de las cuales estaba cubierta de docenas de ecuaciones complejas.

Afortunadamente para el profesor Vector, siendo uno de los principales expertos de Arithmancy en Europa, no fue difícil para ella entenderlo en absoluto.

"De hecho", Harry estuvo de acuerdo en silencio con un ceño fruncido molesto. Echó un vistazo rápido a la tabla media antes de fruncir el ceño nuevamente y agitar su mano descaradamente; la acción hizo que un borrador de pizarra se acercara al tablero y comenzara a limpiarlo de tiza, "¿tiene alguna sugerencia?"

La forma en que Harry Potter podía simplemente controlar y manipular la magia nunca dejó de sorprenderla. Fue parte de la razón por la que decidió dedicar una gran cantidad de su tiempo a ayudarlo cuando él se lo pidió. La otra razón fue porque, a pesar de lo repugnante que era admitirlo, él le recordó mucho a sí misma cuando era adolescente.

Claro, ella no era tan molesta como Harry cuando quería ser, ni tan irrespetuosa, pero ambos compartieron un impulso y una determinación comunes que rara vez se veían en la juventud en estos días.

Los años de adolescencia de Septima, a pesar de lo que muchos pueden creer, fueron los llenos de soledad y aislamiento. Eso no significaba que estuviera molesta o deprimida por eso, era solo un hecho. Su pasión por los números y su aplicación en la teoría mágica hicieron que relacionarse con otros fuera una tarea difícil, ya que muy pocas personas compartían esa pasión con ella, o tenía algún interés en el campo.

Sus compañeros estaban más interesados en festejar, beber y tener sexo, en su mayor parte. Ella era la extraña, aparentemente, por estar más interesada en su vida académica que en la social. Ella era la extraña por querer hacer algo con su vida, y dándole todo para hacerlo.

Puede sonar triste, pero realmente no fue tan malo. Septima no lo tendría de otra manera, para ser honesto. Claro, anhelaba a alguien con quien pudiera compartir sus pasiones, alguien con quien pudiera relacionarse, pero estaba bien con la forma en que estaban las cosas en este momento, ella estaba haciendo lo que amaba, y no había nada malo en eso.

De hecho, por el momento, las cosas estaban mejor que bien. Es el sueño de todo verdadero profesor poder tutorizar a un alumno y verlos escalar a la grandeza. Harry Potter fue ese alumno para ella. Al principio, ella pudo haber sido recelosa y desinteresada en el trabajo que estaba tratando de hacer, hasta el punto en que ni siquiera trató de entenderlo –, algo que él besándola durante su tercer año puede haber promovido –, pero una vez que comenzó a mirar el trabajo objetivamente, ella realmente estaba asombrada.

La pura complejidad del hechizo que Harry estaba tratando de crear era absolutamente asombrosa. Una llama que podía arder diez veces más caliente que el sol, pero era completamente inofensiva para el conjurador – cuando escuchó por primera vez la descripción, lo había hecho, por mucho que le doliera admitir, se rió en su rostro.

Al final, la broma fue sobre ella, especialmente desde que Harry prometió mostrarle su trabajo en el hechizo hasta ahora si prometía ayudarlo con él. Parecía que era tan difícil para él pedirle ayuda como para ella admitir que el hechizo era en realidad una posibilidad. Al final, según lo prometido, Harry vendría a su oficina una vez a la semana para trabajar en su creación bajo su supervisión, y ella ayudaría lo mejor que pudiera. Es cierto que la creación de hechizos no era su experiencia –, sino que estaba en la creación y descomposición de barrio –, pero ella estaba lo suficientemente versada en el campo como para proporcionar una segunda opinión en caso de que la necesitara.