El que posee y el que es poseído

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El siguiente capítulo contiene escenas sexuales entre parientes de sangre y con diferencia de edad, leer bajo su propia responsabilidad.


Lucerys movía sus caderas de arriba abajo en fuertes saltos sobre el pelvis de Aemond, haciendo que el pene erecto golpeara constantemente su próstata provocando la soltura de gemidos agudos que endulzaron el oído del mayor, quien estaba atado de las muñecas a la cabecera de la cama.

Aemond quería tocar el suave cuerpo de su sobrino, pero el nudo bien atado se lo impedía, lo que le hacía desesperar un poco. Aún así, la vista de su pequeño sobrino montándolo y satisfaciéndose a sí mismo con su verga era jodidamente perfecta y estimulante.

—Montando mi verga de esa forma tan exquisita y gimiendo mi nombre tan agudo cual puta me hace querer destrozarte, mi querido Luke —comentó Aemond con sonrisa ladina.

—Ah... Dioses... —gimió Luke mientras lloriqueaba de placer al sentir su estrecho y palpitante interior expandiéndose con cada estocada—. ¡Ah... tío Aemond, me gusta, me gusta! —gimió nuevamente pero un tono más alto.

Sus pequeñas y delgadas manos apretaron el vientre desnudo y tonificado del albino, arañando con sus cortas uñas la piel.

—¡Ngh! Mierda, Luke... sigue así, mi pequeño —gruñó tensando su mandíbula.

Lucerys contrajo su interior intencionalmente sin parar de rebotar sobre Aemond, arqueó su espalda perfectamente y alzo su rostro al techo para cerrar sus ojos y morder su labio inferior, conteniendo sus gemidos por un momento.

El chapoteo por las embestidas se escuchaba a la par que el sonido por el choque de sus pieles.

Ambos estaban tan mareados de placer que querían correrse ya.

—¡Maldición! —vociferó Valeryon agachando su rostro para poder observar a su tío: ceño fruncido, mandíbula tensa, mejillas enrojecidas y una ligera capa de sudor adornando.

—Vamos, Lucerys, desata a tu tío y deja que te de más placer —pidió el Targaryen intentando desatarse una vez más, nuevamente sin éxito.

—Deja... déjame complacerte por una vez, tío... por favor —expresó el menor entre gemidos y jadeos.

—Pero si aquí eres tú el que recibe más placer, mi pequeño señor —señaló el albino como diversión.

Lucerys nuevamente mordió su labio inferior y luego, con un poco de dificultad, alzó sus caderas ayudándose de sus piernas temblorosas que estaban flexionadas como en cuclillas.

El joven sobrino se levantó hasta que el miembro salió por completo, sintiendo la extraña sensación de vacío en su interior suelto por la falta de aquel miembro, después, cuando el glande húmedo rozaba su ano palpitante, el Valeryon bajó sus caderas con fuerza, sintiendo su interior expandirse una vez más a causa del gran miembro que golpeó su próstata en el acto.

—¡AGH, AEMOND! —gimió Lucerys estruendosamente.

Aemond también soltó un gemido, pero se vio opacado por el de su sobrino.

—Dioses, Luke... —jadeó Aemond al instante en que el interior cálido apretó su pene de nuevo y succionaba—. Realmente eres como una puta, sobrino.

Comentó Targaryen al igual que comenzaba a mover sus caderas y sincronizando sus movimientos con los de Lucerys, embistiendo más profundo el interior.

—No me digas esas cosas, Aemond —inquirió Lucerys entre jadeos.

—Pero si estoy siendo generoso, mi querido Lucerys.

Aemond Targaryen's Possesion | LucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora