La tragedia del príncipe heredero se extendió en los tres grandes imperios que estaban ansiosos por avivar las llamas de la guerra y apoderarse del Imperio de las Flores cuya riqueza nadie se atrevía a calcular.
Nadie lo esperó.
Cuando la bandera portadora del caos se levantó en lo alto con un fuerte apetito de sangre, se anunció el nacimiento de el príncipe Cardo Primrose Acacia, segundo en la línea sucesora al Trono Dorado.
Nació siendo un príncipe verdaderamente amado por la Deidad que protegía al Imperio de las Flores, la Diosa lo llenó de infinitas bendiciones y el futuro del pequeño príncipe que tenía el corazón como un frágil capullo pero era tan feroz como una planta carnívora, logró doblegar hasta al mas joven de su generación, aquellos que compartían un estatus similar.
Con sus tiernos seis años festejados de forma íntima y celebrado extravagantemente por los nobles que tenían como objetivo mostrar que su príncipe no era inferior, las figuras mas importantes de los tres imperios fueron invitados cuidadosamente para atestiguar cuán grande era el honor de el príncipe Cardo.
En aquella fiesta donde los representantes de pequeños reinos tenían como objetivo ganarse el favor y obtener la protección de el príncipe heredero, Kamal Primrose Acacia, no fue extraño que hubiesen un par de inesperados invitados.
Uno de ellos fue el salvaje rey de las tierras donde no había mas que polvo y hombres barbáricos preparados para morir si así se lo pedía el emperador, a quien llamaba en secreto: Querido hermano menor.
No obstante, el invitado mas importante entre tantas figuras de renombre, fue sin duda; su santidad, Silene Magarita.
El encuentro con el destino que abandonó temeroso de ser encerrado, estaba frente a sus ojos de una forma tan lastimera que, ni la espada mas afilada podría causar tal dolor.
Por supuesto, el príncipe Kamal le otorgó el derecho a estar en el debut de su pequeño hijo, no como un acto de venganza ni de rebeldía, de hecho no existían motivos ocultos.
El rechazo de Silene Magarita, la otra mitad del príncipe heredero, fue una historia que se hizo pública como una epidemia.
Dichosamente los nobles no estaban interesados en el genero de Silene, incluso si era un hombre —tanto nobles como plebeyos— no podrían perdonar jamás al joven Silene Magarita, el mismo que regresó por sus propios pies siendo llamado su santidad.
—¿Mamá? —el joven príncipe Cardo, tiró de la ropa de su figura materna obligándolo a prestar atención.
El príncipe heredero se encontraba de pie en compañía de su princesa heredera, ambos recibiendo la bendición de Silene como un acto y nada mas.
Tanto el emperador Niraj Primrose Acacia, el príncipe heredero Kamal y el joven príncipe Cardo, no necesitaban de bendiciones diferentes a la de la Diosa que era celosa hasta los huesos.
—¿Por qué? —la boca del joven príncipe se movió de la misma forma que Silene lo hizo para llegar a él y bendecirlo— ¿Por qué padre ha tardado tanto en llegar? Todos te llaman su santidad, dicen que eres un santo pero a mis ojos mi padre es irresponsable y negligente.
Con las acusaciones del príncipe, todos, sin excepción, se quedaron mudos sin entender la situación.
En el Imperio de las Flores, la princesa heredera fue honrada por ser la madre del príncipe Cardo, pese a no ser reconocida por su propio hijo.
La Diosa mas tarde explicó que si bien la princesa heredera era la madre del príncipe, el niño no la reconocería como tal.
No era la otra mitad del príncipe heredero después de todo.
Incluso cuando el joven príncipe Cardo llamó "madre" a su propio padre, no hubo ningún valiente que se atreviera a corregirlo.
—¿Príncipe?
El santo Silene estaba por segunda vez en su vida, enfrentándose a lo inexplicable.
Un príncipe heredero declaró ser su otra mitad y el hijo del mismo príncipe, quien lo acusó de abandono y negligencia.
¿Era aquello una broma del destino?
—Lo lamento, su santidad —el príncipe heredero atrapó a su hijo y lo protegió de las miradas maliciosas—. Me apena mucho ponerlo en una situación difícil, lo recompensaré como mejor le parezca.
Silene no tenía cara para recibir las disculpas del príncipe Kamal, no lo quería.
Estaba ahí para enmendar su error pero ahora tenía al príncipe heredero bajando su cabeza a la espera de su perdón, como si hubiese cometido un pecado mortal.
—Basta, no puedes hacer esto como el príncipe de un imperio —Silene se atrevió a tocar el cuerpo de Kamal para evitar tenerlo en una posición no correspondiente a su estatus—. Por la relación del príncipe heredero y de...
Silene no se atrevió, ¿siquiera tenía derecho a decirlo con su propia boca?
La princesa heredera que estaba de pie orgullosamente en un posición que le correspondía únicamente a él, lo odiaba.
El príncipe heredero Kamal y el joven príncipe Cardo eran suyos.
—Me gustaría saber el significado detrás de las acusaciones —Silene pidió de forma respetuosa, no como una figura poderosa que se encontraba en lo mas alto de la jerarquía en el templo, lo hizo como una petición difícil de cumplir.
El príncipe Kamal pensó en negarse, no deseaba que el corazón de su hijo se secase como el suyo lo hizo con el rechazo frío de su otra mitad.
—Lo permito —el joven príncipe Cardo aceptó antes de tener la interferencia de su padre.
De esa forma y ante los ojos curiosos de muchos pares de ojos hambrientos de información, el santo Silene y el joven príncipe Cardo desparecieron de la vista arrogante de los nobles.
Kamal lo lamentó, deseaba que su hijo no conociera su vergüenza y siguiese creyendo todas las mentiras dulces que le había dicho desde su nacimiento.
—¿No irás con ellos, mi príncipe? —el emperador le preguntó a su hijo recibiendo una negativa al instante.
El príncipe Kamal se retiró en compañía de su princesa heredera.
El banquete siguió hasta pasada la medianoche, en donde todas las verdaderas y mentiras quedaron descubiertas con reclamos, acusaciones y un fuerte rencor por el pasado.
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Emperador de las Flores
RandomLa Bendición del Emperador de las Rosas El primer emperador que fue bendecido con "encontrar el verdadero amor" por la Diosa de las Flores, llenó su imperio de infinitas riquezas y la época dorada empezó a florecer. Con el nacimiento de un nuevo fu...