Capítulo 53: Algo que no debes dejar ir (1)

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"Qué pasa, alteza?"

Escuché la voz clara de Christelle en mi oído. Rápidamente aparte la mirada y la revisé.

Sus ojos azules grisáceos, tan claros como de costumbre, me miraban directamente.

"¿Está bien, señorita Sarnez?"

"¿Disculpa? Por supuesto que estoy bi....."

No pudo terminar su frase.

El brillo estaba desapareciendo lentamente de sus ojos.

Sentí escalofríos desde la espalda hasta los talones.

Se apartó de mí y miró hacia adelante, como si fuera una marioneta con hilos.

Era como si hubiera alguien más allá de los dos manzanos.

Sin embargo, ni siquiera podía ver un pájaro pequeño, y mucho menos a una persona, por mucho que abriera los ojos y buscara.

"¿Señorita Sarnez?"

"......"

No hubo respuesta. Tragué saliva.

Había dos personas en este valle brumoso cuyos ojos ya no estaban enfocados mientras las voces y gritos de la gente resonaban desde el otro lado de la montaña.

Y...

-¡Crunch!

Ese maldito ruido. Apreté los dientes. Ahora solo quedaban cuatro manzanas en el árbol.

Estaba seguro de que este ladrón invisible de manzanas era el responsable de convertirlos a los dos así a pesar de no tener ninguna evidencia.

El medio era probablemente esta niebla.

"Padre. Todo fue culpa mía".

El príncipe imperial Cédric comenzó a caminar mientras decía eso.

Rápidamente di un paso delante de él.

No me quedaban manos porque estaba cubriendo a Demy y mi cara, pero tenía que evitar que saliera del Dominio Sagrado, aunque tuviera que patearlo para hacerlo.

"¿Puede oírme, Su Alteza Real?"

"No deberías haberte sacrificado por mí. Debería haber sido yo..."

"Por favor, deja de decir cosas raras".

Lo interrumpí. Su rostro pálido y sus ojos hundidos me hicieron fruncir el ceño.

Me sentí incómodo pensando en por qué este punk estaba teniendo un pensamiento tan radical, ya que debería haber sido muy joven cuando el príncipe consorte dejó este mundo.

'No ha pasado todo este tiempo pensando así, ¿verdad?'

"Hermana, ¿por qué estás aquí?"

Escuché una voz temblorosa en ese momento.

Tuve una sensación extremadamente ominosa cuando me volví hacia Christelle.

"Hermana, ¿por qué estás aquí? Deberías estar viviendo feliz después de casarte así. ¡¿Qué estás haciendo aquí?!"

Su voz estaba llena de tristeza y afecto. Sentía como si no pudiera respirar.

Ambos parecían estar viendo a familiares que se habían partido de este mundo.

No podía dejarlos así, ya que no sabía cuánto más fuertes podrían llegar a ser las ilusiones y sus emociones.

Necesitaba despertarlos, al menos temporalmente.

Segundo Protagonista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora