Capitulo 2

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Me encontraba de pie en lo alto de una azotea, envuelto en la oscuridad de la noche. La luna, imperturbable en su posición, iluminaba con su pálida luz un escenario tétrico donde los gemidos y rugidos de los no muertos añadían una macabra dimensión a este mundo desolado.

Al otro lado de la calle, en el templo, una horda insana de zombis patrullaba la puerta, una amenaza que exigía atención inmediata.

Los Hechiceros, seres que usan el poder de otras entidades y dimensiones para su uso. Personalmente, siempre preferí las artes de las brujas y brujos, aquellos que canalizaban su propia magia sin depender de fuerzas externas.

Nunca había tomado la decisión de obtener poder cuando el apocalipsis se desató. Sin maestros hechiceros que al final querían devorarme, ni artefactos mágicos que pudieran ayudarme y sin un destino deslumbrante como un protagonista. En este mundo sombrío, todo conspiraba para extinguirme, asi que cualquier cosa que intentará simplemente no funcionaría.

Y hablando en serio, tener poderes solo llamaría la atención de los pocos zombies sobre humanos que buscaban un reto.

Extrayendo un interruptor de mi mochila, dirigí mi mirada a varias cuadras de distancia antes de apretar el botón, dudando un momento antes de hacerlo.

No había nadie más vivo en esta ciudad que yo; era imposible que alguien saliera herido por mis acciones. Con el sonido del botón presionado, desde la cima de la azotea, una lluvia de explosivos descendió hacia el suelo, detonando en los soportes de los edificios.

El firmamento se tiñó de un hermoso carmesí, mientras un rugido atronador resonaba en toda la ciudad.

"Realmente hermoso". musité, observando cómo el fuego devoraba cada edificio en su camino. Después de la destrucción, me quedé absorto en un momento de contemplación artística, un gusto desarrollado de manera peculiar después del fin del mundo. Fue solo cuando noté la ausencia de gemidos y rugidos zombis en mi entorno que reaccioné.

Miré hacia abajo; la gran mayoría de los no muertos ya se había dispersado.

Supongo que es hora de trabajar. Coloqué mi mochila en el suelo y tomé un gancho con una cuerda previamente preparada. Calculé la distancia aproximada desde la azotea hasta el templo y empecé a girar el gancho con fuerza, asegurándome de que obtuviera el impulso necesario.

Cuando el gancho alcanzó la suficiente velocidad, lo solté con fuerza, apuntando directamente a los ventanales superiores que ya se encontraban rotos. Mi puntería, afilada por la práctica, hizo que el gancho se enganchara en el primer intento. Estiré la cuerda para verificar que estuviera bien sujeta y la aseguré antes de instalar un pequeño dispositivo para deslizarme.

Después de extraer lo necesario de mi mochila: una pistola de bajo calibre con silenciador, un bate y una daga militar, me despojé de la bata. Tras preparar todo, me deslicé por el cable.

Si un solo zombi hubiera mirado hacia arriba, estaría en problemas. Aunque no había muchos abajo, el grito de uno podía alertar a los demás que se alejaron. Afortunadamente, todo transcurrió sin incidentes, y aterricé con precisión dentro del templo.

El lugar estaba actualmente vacío, aparentemente los hechiceros zombis impedían que los normales entraran en sus templos, ya sea por alguna protección o simplemente por su naturaleza. Descendí del marco de la ventana y pisé el suelo del templo. Si tuviera que decir algo sobre este lugar, destacaría su aspecto antiguo y, siendo honesto, estaba en un estado sorprendentemente bueno y más limpio de lo que debería estar.

"Supongo que este lugar está protegido por hechicería". murmuré, Observé a mi alrededor con curiosidad, aunque sabía que había venido a este lugar con un propósito claro: causar alboroto y descubrir qué tesoro podría encontrar. Tras revisar el recibidor y no encontrar nada fuera de lo común, subí las escaleras al segundo piso, recordando que los tesoros solían estar en una habitación segura.

Reencarnado por el MultiversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora