El robo

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Un ruido se escuchó de pronto en mitad de la noche.

Alguien estaba en la casa.

Después de despertar, la joven pareja se quedó inmóvil unos segundos, tal vez por la sorpresa, tal vez para verificar que sus sentidos no los estaban traicionando.

No, era real, había alguien en la casa.

-voy a ir a ver- dijo él con más valor del que realmente sentía.

-¡¿Estás loco?! Podrían hacerte daño. Solo son cosas. Déjalos.

Eran cosas por las que habían trabajado juntos en conseguir. No era justo que algún delincuente pudiera solo venir y llevarse todo, pero no dijo nada. Se quedaron escuchando.

-Deberíamos llamar a la policía- dijo él.

-El teléfono está abajo. No hay forma de que lleguemos al sin llamar su atención- replicó ella tranquilamente.

Él pasó su mano por su alborotado cabello con un sonoro suspiro de exasperación. Una parte de él sabía que su esposa tenía razón. Pero estaba tan enfadado... y que ella estuviera tan tranquila...

Los ruidos no se apagaban, al contrario, parecían más fuertes. Quienes estuvieran robando, no parecían preocupados de ser oídos. Tal vez eran nuevos en eso.

Se escucharon pasos en el pasillo acercándose. Ellos se miraron preocupados y confundidos. Entrarían a la recamara.

Estos no eran ladrones comunes. No venían solo a robar a escondidas y largarse. No. Ellos querían ser notados. Ella lo sabía perfectamente.

Salieron rápidamente de la cama y se pusieron sus batas sobre sus pijamas. No querían ser encontrados en una posición vulnerable.

Pocos segundos después se abrió la puerta y dos hombres entraron.

-Pero miren, si ya nos esperan los tortolitos- dijo el invasor con una sonrisa desagradable.

-Ya tienen su botín. Lárguense- dijo el hombre con enojo. Ese enojo le daba valor.

-Ohhh. Pero eso no debe ser todo. Las mejores cosas siempre están en la habitación- Otro hombre entró en la habitación. La pareja se miró uno a otro preocupada.

Las cosas en la habitación que podrían llevarse, tenían un valor sentimental más allá del dinero. Pero, ¿que podían hacer? Ellos no eran nada contra 3 tipos armados y con sed de sangre. Ante una seña de ella. Ambos retrocedieron hacia la pared. Tal vez si ellos se enfocaban en su robo, ellos pudieran salir de ahí y pedir ayuda si llegaban al teléfono.

Los hombres al verlos retroceder se sintieron más confiados, empezaron a saquear todos los cajones que encontraban. Joyas y un poco de dinero salieron desde sus escondites.

La pareja aprovecho cuando los hombres se enfocaron en desordenar todo, para retroceder lentamente hasta salir de la habitación. Corrieron hacia la sala, donde estaría el teléfono.

Casi estaban ahí, y los hombres no estaban tras ellos. Podían hacerlo.

- Hey, ¿qué creen que hacen? Un cuarto hombre salió desde las sombras de un rincón de la sala frente a ellos. Se detuvieron abruptamente por la sorpresa, pero debían llegar y ellos eran dos. Ella se abalanzó hacia delante, su esposo se movió tras ella, y en el último momento ella giro hacia el sofá para tomar el teléfono, dejando al hombre confundido. No pudo evitar el golpe del hombre que venía tras ella.

Ambos se derrumbaron en el piso. El cuchillo de él siendo descartado por el impacto. Ella estaba marcando con nerviosismo. Mirando nerviosamente hacia su marido para hacerle señas para salir de su casa.

El roboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora