El viernes por la noche se deslizaba con la gracia de un suspiro liberador para cualquier estudiante universitario promedio, tras una semana empapada de estrés. Deberes que se acumulaban aquí, exámenes que acechaban allá, y trabajos por entregar que parecían multiplicarse como si tuvieran vida propia. En medio de este torbellino académico, muchos se aferrarían al fin de semana como a un bote salvavidas, buscando refugio temporal en la promesa de la felicidad antes de zambullirse una vez más en la rutina al comenzar la siguiente semana. O al menos eso es lo que Soarin pensaba.— Adivinaré. ¿Twilight de nuevo? —
La escena era extrañamente familiar. Rainbow Dash de pie en la entrada de su departamento con un bolso abultado colgando de su hombro derecho, abrazando un libro robusto, apenas sosteniendo su celular con las yemas de sus dedos y una bolsa de papel madera descansando sobre del libro.
— ¡Ding ding ding! — canturreó con un característico tono sarcástico.
Soarin dejó de recargarse en el marco para posteriormente hacerse a un lado y dar paso a la de cabellera vibrante, quien no tardó en ingresar al hogar del chico.
Ambos se habían cruzado hace un año y medio, gracias a Flash, su amigo en común, quien los presentó durante una celebración en el departamento que Rainbow y el músico compartían. En aquel entonces, acababan de mudarse al lugar cuando Flash decidió organizar lo que él llamó una "reunión para estrenar la morada FlashDash". Con dos de sus mejores amigos reunidos en un mismo lugar, era natural que quisiera que se conocieran.
El comienzo de su relación no fue nada fuera de lo común: un intercambio de nombres, un apretón de manos y las típicas preguntas de cortesía al conocer a alguien por primera vez. No era como si estuvieran en contra de conocer a más gente, pero tampoco pensaron que aquello progresaría a algo más que un par de conocidos que coinciden de vez en cuando.
— Honestamente, no entiendo por qué Flash creyó que sería buena idea mudarse conmigo en lugar de con su novia cerebrito. Juraría que ella pasa más tiempo en ese departamento que yo. — se dejó caer en el sofá que ocupaba el centro de la acogedora sala de estar. Frente a ella, una elegante mesita de café de cristal. Con un suspiro de alivio, depositó con cuidado el pesado libro sobre la superficie reluciente. Luego de acomodarse, procedió a deslizar su laptop fuera del bolso que llevaba consigo.
— Lo dice la chica a la que le encanta venir a mi casa sin previo aviso. — mencionó rodando los ojos juguetonamente mientras se dirigía a la cocina.
¿Hace cuánto fue que comenzó? ¿Dos meses? cuando pasaron de ser simples conocidos a... bueno, esto. Dos meses ya desde que ella decidió que sería brillante cambiar su relación abruptamente al aparecer en su puerta a las 2a.m.
—Si quieres quedarte ahí escuchando como follan, eres más que bienvenido — fue todo lo que le dijo aquella vez. No tuvo más remedio que brindarle un lugar para pasar la noche. No eran amigos, pero tampoco permitiría que se fuera a cualquier lugar de por ahí, Flash nunca se lo perdonaría. El único problema era que, al vivir solo, Soarin no tenía una habitación para invitados. Quiso ofrecerle dejarle su cuarto y él dormir en el sofá, principalmente por cortesía, pero la chica se rehusó.
— Oye, al menos fui lo suficientemente considerada y te traje una rebanada de tu postre favorito — levantó la bolsa de papel.
— ¿Cómo lo?... —
— Flash. — le respondió corta y directa.
Oh.
— Entonces... ¿Pasarás la noche aquí? — Regresó a la sala y le extendió una taza de café a la chica mientras se acomodaba en el otro extremo del sofá.
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˗ˏˋ 𝙒𝙞𝙣𝙜𝙚𝙙 𝙃𝙚𝙖𝙧𝙩𝙨 ˎˊ˗
Lãng mạn"Winged Hearts" es un viaje a través de los momentos más memorables en la relación de Rainbow Dash y Soarin. Desde su casual encuentro, facilitado por uno de sus mejores amigos, hasta el día trascendental en el que se comprometieron a permanecer jun...