Carta #2

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Desperté de mal humor, como siempre, porque era tarde.
Carajo. Tuve que tomar de la mano a Bill para que corriera más rápido o no llegábamos, al final pudimos entrar justo a la hora, incluso me dio tiempo de ir a mi casillero después de dejar a Bill en su taller de arte.

¿Habrá otra carta?

Abro con cautela la puerta, dejando adentro mi mochila y sacando los libros de la primera hora. Busque por todos lados y no había otra carta.

¿Se habrá arrepentido de confesarme su amor?
Ni siquiera sabía su nombre.

Suspire y azote el casillero, corrí directo a clases, estaba muy retrasado después de perder el tiempo buscando algo inexistente.

Mierda, ¿Por qué me interesa tanto?

Bueno, la curiosidad de saber que alguien me ama y teme por mi es abundante.. ¿Quién será?

Me senté en mi pupitre aventando todo en la mesa, espantando a Heidi, quien me dedico una mirada de fastidio, la clase ya había empezado y había interrumpido por el estruendo de los libros estamparse.

— ¿Otro día despertando con el pie izquierdo, Kaulitz? — Pregunta con sarcasmo, obviamente sabía que era así.

— ¿Ya vas a empezar? — Carraspee, tapándome el rostro con las manos y recargándome en la mesa.

— ¿Qué sucede contigo? Desde que terminamos tu y yo...

— Heidi, cállate.

— Ay por favor, Tom.

— En serio que no estoy para soportar tus comentarios hoy, ¿entiendes?

— ¿Por qué eres así de cruel y grosero? Una solo quiere tener una conversación tranquila contigo y eres un poquito pesado.

— ¿Qué te importa?

— Siempre traes cara de amargado, ya no eres el mismo. Con él único que no estas de malhumor es con tu hermano, Bill. A él bien que lo tienes mimado, ¿Verdad?

— No metas en esto a Bill.

— ¿Ves? Jamás dejas que alguien este hablando de tu hermano, ni que lo toquen, ni que esto, ni que el otro...

— Heidi..

— Ni siquiera rechistas porque por su culpa terminamos.

— ¡Cállate!

— ¡Joven Kaulitz! — Pronunció la profesora, sacándome de este sentimiento tan pesado. — Diganme, señorita Klum, ¿El joven Kaulitz la esta molestando?

Mal parida hija de puta.

— En realidad, ella me esta molestando a mí.

[...]

— Mierda, ¿entonces se pusieron a pelear en media clase? ¿Quién ganó? — Pregunta extasiado Georg detrás de mi como un cachorro.

— Nadie, a penas empezamos y nos mandaron con el rector. — Suspire pesado, mientras en el cuello cargaba mi castigo. Dos horas en servicio social.

— Que mala suerte, hombre. ¿Quieres que te acompañe?

— No, tengo que pensar unas cosas. — Sobé de su hombro bien formado. — Te veo en un rato. — Me despedí y fui directo al patio.

A recoger y separar basura.

Genial.

Bueno, es mejor que estar dos horas en clase de matemáticas y lo mejor, son faltas justificadas.
Tiempo para mí y mi mente.

Si embargo, a pesar de que tengo tantas cosas que pensar solo me da más curiosidad la carta de hoy. ¿Si habrá o no?

Quiero decir, no es que me interese pero, realmente, es lindo saber que alguien te quiere y que te a querido durante tanto tiempo que todo ha ido creciendo hasta que llega punto en el que uno tiene miedo de lo que siente..

¿Quién será?

¿Y sí, vuelvo a ir a mi casillero... a ver si... ya hay una carta?

Teniendo la escoba en manos, unos guantes, en medio patio verifiqué que no había nadie supervisando me di la seguridad de aventar todo y correr pasillo principal.

Sin aliento abrí ansioso esa caja de metal, y teniendo en cara lo que tanto esperaba.

Una carta.

Oh, maldición.

¿Cuándo la habrá puesto?

Grito internamente porque pudo a ver sido hace unos segundos, o hace media hora, o justo cuando me fui a clase... ¿En qué momento?

Suspiro y cierro el casillero con cuidado, necesitaba ser discreto. Vuelvo a ver a mis al rededores esperando que nadie más este y la abro.

Necesito saber que me dira hoy..

" Tom.

Hoy dude un poco en darte una carta, pero al verte tan ansioso en tu casillero buscando algo en la mañana me di cuenta que esperabas por mí.

No sabes lo tan lindo que fue eso para mí.

No es por ser egoísta y mucho menos quiero que pienses que por esto me creo narcisista, solo, por un momento pensé que estoy presente en tu mente.

Eso me da mucha ilusión, y al mismo tiempo, miedo.

Ruego porque no esperes saber mi identidad, créeme que no quisieras saber quien soy, solo recuérdame por alguien que te ama intensamente día y noche.

Te quiero, Tom.
No dejes que un mal día opaque la maravillosa persona que eres, verte feliz y sonriente es el mejor regalo que me puedes dar.

Gracias por leer, de verdad, gracias por leerme.

Anónimo."

¿Se dió cuenta? Mierda, ¿Cómo supo que es un mal día? ¿Va en mi salón? ¿Me observa?

¿Quién eres?

[...]
Martes 30, 2024
Tokirenee

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⏰ Última actualización: Jan 30 ⏰

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