única

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Finalmente, había llegado el día. Tzuyu no lo podía creer, llevaba despierta desde las cinco de la mañana, ansiosa y sonriendo como una completa tonta al saber lo que estaba a punto de suceder.

Ese día, diecinueve de Mayo, con veintiocho años, tres gatos y una magnífica vida; se iba a casar con el amor de su vida.

Y simplemente no podía dejar de sonreír y sonrojarse, estaba segura de que parecía una completa loca mientras era maquillada y su cabello peinado, pero, ¿A quién le importaba? Era su día e iba a ser feliz en el.

Su teléfono sonó llamando su atención, sonrió enorme al ver el nombre de su, ya casi esposa, en la pantalla y se disculpo apenada pidiendo un poco de espacio por unos minutos, ellas, amablemente, se retiraron dejandola sola. Tzuyu suspiro y contesto, soltando una risita completamente enamorada cuando escucho su melodía favorita.

— ¡Bebé! ¿Cómo está mi niña favorita?

Tzuyu mordió su labio inferior tratando de esconder esa sonrisa consentida que quería salir. — Terriblemente nerviosa.

— ¡Ohhh! Pero mi amor, ¡Nos vamos a casar! Deberías estar saltando de emoción, te lo digo porque así estoy yo, Nayeon unnie me ha golpeado tres veces porque todavía no me pueden maquillar. — Tzuyu soltó una risa al escuchar la voz de la mayor de fondo quejándose de su novia. — Eso preciosa, mejor ríete. Pronto te veré, siento que el corazón me explotará.

Tzuyu ladeó la cabeza observando su propia sonrisa en el espejo.

— Creo que jamás me había sentido tan feliz, de verdad, me voy a casar con la mujer que amo y… Dios, tiemblo de solo pensarlo…

— ¿Que? ¿Nuestra noche de bodas?

— ¡Sana Minatozaki! — Regaño riendo con las mejillas rojas, tomo entre sus manos un lápiz labial y le empezó a dar vueltas distraida. — Es enserio, me parece irreal.

— Acostumbrate a la idea, cariño, de ahora en adelante seré solo tuya y tú serás mía, ni la muerte podrá separarnos.

El reloj de pared hizo un sonido extraño, logrando captar la mirada de Tzuyu, 9:29 am.

— ¿Ni la muerte? — Pregunto, ignorando totalmente el extraño ruido y la hora que marcaba, seguramente estaba averiado, pues estaban cerca del medio día.

Escucho el suspiro de la mayor antes de que contestará. — Por supuesto, hará falta mucho más que morir para alejarme de tí, eres mi vida, Chou Tzuyu.

La menor vio de reojo como su estilista ingresaba y le daba una mirada, se hacía tarde, le hizo saber.

— Te amo mucho, Sana. Estoy ansiosa por verte, nos esforzamos mucho, quiero que todo salga maravilloso hoy.

Escuchó la risa de la mayor y frunció el ceño. — Bueno, mi amor, nuestro chófer está aparentemente borracho o algo, por qué no llego, iré con Nay en el auto.

Tzuyu relamió sus labios. — ¿Manejas el día de tu boda?

— ¿Qué? ¿No sería genial que la novia llegará en su propio carro? Joder que me vería estupenda.

Tzuyu soltó una carcajada y le asintió a la estilista, que se acercó a ella para poder continuar con su trabajo.

— Está bien, ve con cuidado, JiHyo unnie no me dejará llamarte de nuevo así que… nos vemos en un rato.

— Bien, me parece perfecto. También te amo, mi amor. Eres lo mejor que me pasó y estoy segura de que recordaremos este día para siempre, al fin te daré mi corazón.

Antes de que Tzuyu, tan sonrojada como enamorada, respondiera, Sana soltó una risa y colgó.

La menor le sonrió a su estilista y alzó su rostro para facilitarle su trabajo, empezando una amena conversación sobre los preparativos y el día en específico. Cuando llegó la hora de ponerse el vestido blanco, JiHyo, su mejor amiga y prácticamente hermana mayor, entró. Tzuyu sonrió con ternura cuando la vio cubrirse el rostro y las primeras lágrimas caer.

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⏰ Última actualización: Jan 30 ⏰

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my wedding day - satzu OsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora