1: El misterio de la cuerda.

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En el mundo es más fácil divertirse con el dolor ajeno que sentir empatía por el que lo sufre.



-Siul López.


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La cuerda colgaba frente a mí, parecía tan tentadora. El breve dolor que sentiría al asfixiarme y romperme la tráquea no se compararía con el infierno que crearon mis acosadoras... un infierno que soporté durante casi un año. Observé las pronunciadas cicatrices en mis débiles brazos, provocadas por esas desgraciadas que lo hacían con una sonrisa retorcida y una diversión repugnante. Intenté buscar ayuda, defenderme, pero nada funcionó. Nada detenía todo esto. Estaba cansada, quería llegar al final. Tomé una silla, me subí hasta que mi cuello quedó al nivel de la cuerda. Dejé que la cuerda abrazara mi cuello y se fortaleciera con la gravedad de mi peso.

¿Si este es el final de la tristeza... habrá felicidad más allá?

Pero algo no cuadraba, algo elemental faltaba... Mi muerte. Definitivamente, me había colgado. Veía cómo mis pies quedaban suspendidos y mis lágrimas caían al suelo, pero no sentía dolor, no me asfixiaba, seguía viva.

¿Qué estaba pasando? ¿La vida no tiene piedad de mí? ¿No puede darme el golpe final?

Los puntos de humedad en el piso se multiplicaban con cada lágrima. Me sentía inútil, desesperada, incapaz de atraer la muerte en mi socorro. Lloraba desconsolada, colgando en esa habitación testigo de tanto.

***

Los minutos se convirtieron en horas, la noche se apoderó de todo. Mis ojos ardían, mi boca estaba seca y mi estómago rugía. No sentía dolor por estar colgada. No intenté soltarme del nudo. Ya no tenía energías para cambiar mi existencia. Me había rendido ante la escuela, la familia, la vida y la muerte. Preferí quedarme así y esperar respuestas. Cerré los ojos cansada. ¿Y si ellos hubieran muerto? ¿Hubiera sido la solución? Ya era tarde, solo esperaba que todo acabara pronto.

Un fuerte ruido me hizo abrir los ojos. Sentí el impacto de mi cuerpo contra el suelo. Me dolía la cara y el pie recibió gran parte del golpe. La soga que sujetaba mi cuello se rompió. ¿Con que se rompió, eh?. Suspiré por lo patético de mi situación. El dolor en mi pie acaparó mi atención. Me hice bolita, presionando fuertemente mi pie y silenciando mis quejidos por el dolor. El moretón dolía mucho.

Pasaron los minutos y el dolor se disipó un poco. Decidí levantarme, pero era una tarea difícil debido al moretón. Traté de apoyarme con el pie sano, pero necesitaba obligatoriamente la colaboración del otro como estabilizador. En el momento en que usé este para aguantar mi peso, una lágrima de dolor salió acompañada de un quejido.

Sobrellevando lo difícil que era, pude levantarme y, cojeando, salí de la habitación en busca de algo que ayudara a sanar mi pie. Me encontré en la sala oscura donde solo había cuadros colgados en las paredes con imágenes de una familia que en algún momento fue feliz. Había dos sillas y una televisión de caja. De repente, esta se encendió y sintoniza el único canal disponible, dando inicio al noticiero Stellar. Quería verlo, después de todo, era lo único que me calmaba, pero primero debía tratar mi pie. Ya no soportaba el dolor, pero ciertas palabras provenientes de la televisión hicieron que mi deseo de ver el noticiero aumentara.

'Diez muertes de adolescentes ocurrieron de manera simultánea en diferentes puntos del pueblo Hartson... mucho más luego de una pausa'.

¿Qué está pasando?

Me fui cojeando lo más rápido que pude con el pie lastimado hacia el baño en busca de lo necesario antes de que terminaran los comerciales. Vi mi rostro en el espejo del baño y estaba demacrada, con los ojos rojos y las pestañas pegadas entre ellas por las lágrimas, además de un pequeño moretón en la frente y los labios secos. Me veía fatal. Abrí el grifo y me lancé agua rápidamente en la cara, abrí también la gaveta detrás del espejo y tomé alcohol, vendas, curitas, algodón y, por último, pastillas para el dolor. Mis brazos iban llenos de cosas y tratando de soportar el dolor caminé lo más rápido posible hasta una de las dos sillas frente a la tele. Suavemente me senté mientras tragaba el quejido de dolor, destapé el alcohol y fui desinfectando los moretones para luego ponerles vendas al pie y curitas a cualquier raspón que haya pasado desapercibido. Tomé una pastilla y con un dedo la empujé hasta la garganta como siempre solía hacerlo; el noticiero empezó con lo siguiente:

Vestigios De Muerte [Eterno: Spin-off]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora