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Querido diario:

Yo y Love-A-Lot estábamos por cerrar la biblioteca al finalizar el día. Pero una lluvia nos agarró a medio camino.

Para Love no hubo problema porque su casa ya estaba a nada caminando. Que suertuda. Yo por otro lado vivo al otro lado del lugar, así que eso implica caminar mínimo por media hora bajo la lluvia.

Y, sabes, yo ya me iba a resignar. Acepté que caminaría bajo las nubes grises como perro callejero. No tenía nada que perder, mi ropa y mis cosas ya estaban empapadas.

Pero... Entonces apareció él.

Oopsy, en su bicicleta a toda velocidad, se detuvo a mi lado, salpicando agua en unos arbusto cercanos. Sus palabras siguen en mi cabeza.

“¡Lucky!”, gritó, “Ven, súbete, te llevaré a casa, no quiero que te enfermes por andar bajo la lluvia.”

Él no tenía por qué hacerlo, no tenía razones para ayudarme, ni siquiera somos amigos. Aún así insistió en que me llevaría a casa. No quise hacerlo, igual no es como si tuviera otra opción mejor.

Me subí a los diablos de su bici, y en cuanto me agarré de él, comenzó a pedalear como si su vida entera dependiera de ello. Íbamos tan rápido que las gotas de lluvia se sentían como pequeñas piedritas golpeándome. Al menos llegué a mi casa en menos de diez minutos.

Y cuando bajé de su bicicleta, ni siquiera me dió tiempo de agradecerle, ya se había ido.

Ahora que estoy escribiendo esto, no puedo sacarlo de mi cabeza. Y se siente raro. Hasta donde yo sabía Oopsy estaba en su casa, y él vive super cerca del centro de la ciudad, opuesto a mí que vivo casi a las afueras. ¿Habrá salido de casa solo para ayudarme? ¿Y por qué se preocupó por mí?

Verás, yo jamás he sido cercano con Oopsy, no hablamos casi nada; a veces me pide ayuda en la biblioteca pero eso es todo. Repentinamente se interesó en mí al parecer. Ni idea, ha pasado casi una hora de eso, sigue en mi mente.

Tal vez debería intentar dormir.

—L.

A este encantador chico // LucksyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora