Si cupido se enamora...
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Las mañanas suelen ser tan bulliciosas y llena de palabrerías que expresa la gente que pasa a tu alrededor, no hay mucho interés, probablemente lo olvidarás horas más tarde. En cualquier caso, nunca pasan desapercibidos los estudiantes adolescentes que repelen felicidad y juventud, recordando a los adultos la bella etapa de preparatoria.
Tener apenas los dieciséis años para algunos es divertido, cuando las preocupaciones son los chismes o esa salida con amigos. Para otros es tal vez mucho estrés, aburrimiento y con muchas ganas de avanzar a la vida adulta. Sin importar cuál sea la razón, todos comparten algo en común... Quieren vivir la dulce fantasía de estar enamorado y ser correspondido.
─ ¿Lo escuchaste? ─ La campana de la academia sonaría en un aproximado de quince minutos, los estudiantes entran en total tranquilidad charlando entre sí.
─ ¿Sobre qué? ─ la chica mira su cabello en el espejo de mano, desinteresada en tales cosas como chismes.
─ ¡Sobre cupido! ¡El famoso casamentero de la U.A.!
─ ¿Cupido? ¿El de las flechas? ─ Cierra su espejo para mirar con confusión a su amiga.
─ Algo por el estilo, este cupido abrió sus puertas todo el mes del amor. Es muy bueno en su trabajo, tanto que se estima un 100% de efectividad en sus romances.
─ ¿Lo conoces? ─ Recordaba escuchar un comentario similar el año pasado. Al parecer ganó mayor reconociemiento.
─ ¡Claro que no! Es un estudiante anónimo. Lo único que se sabe, es que dejas tu petición en el casillero del salón abandonado con ciertos requisitos.
─ Sí, claro. ¿Nadie lo ha visto? ─ ella se burla, no cree posible que alguien sea tan despistado para tener en la mira algún sospechoso.
─ A nadie le interesa, si cupido se revela, entonces todos también pierden. ─ Cambian su calzado una vez en la entrada y suben al tercer piso.
─ Buen punto. ─ Resultaba gracioso porque el salón abandonado no era tan visitado porque los propios maestros lo tenían prohibido. Solo era un salón en total descuido y arruinado, por ello se ganó la fama de estar embrujado.
─ Lo único importante es dejar tus datos y el de tu destinado, para así pasar el resto de sus días juntos. Es muy solicitado, tanto que solo se reciben catorce peticiones en todo el mes. Es verdad que pueden ir más de cien, pero cupido escoge al azar entre el buzón, una por una hasta llegar a las establecidas.
─ ¿Entonces se lo vas a dejar?
─ Claro, probaré suerte con este ángel del amor. ¿No crees que sea una linda chica? ─ Ambas ríen, mientras suben las escaleras en dirección a su salón. Y esa pequeña charla no pasa desapercibida por muchos, en especial uno.
Como fuego se propaga la noticia y en cada uno de los pasillos de la academia, todos hablaban de dejar su carta en el salón abandonado. Se rumorea que cupido es capaz de formalizar una relación por más que ambos lados sean tan opuestos como el frío y calor. En el salón de cupido, siempre deja un mensaje en el grisáceo pizarrón, esto puede ser la cifra de cartas aceptadas hasta el momento y un pequeño buzón rosa exclusivo para los elegidos.
Muchos van a revisar si el buzón tiene una carta para ellos, solo uno sale feliz y otros nunca vuelven.
Nadie lo conoce, nadie está seguro de su identidad y tampoco buscan desenmascararlo, debido a que están tan concentrados en su romance adolescente.
─ Izuku, buenos días. ¿Vamos al salón? ─ Otro grupo ingresa por la puerta, encuentran a uno de sus amigos dirigirse a otro lado que no es su salón.
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¡Cupido, no te enamores!
FanfictionEste San Valentín, cupido abre sus puertas para el amor. Siendo un estudiante anónimo apasionado con las parejas juveniles. El pequeño Izuku recibe una carta: "Deseo que mi mejor amigo, se enamore de mí" Tarea fácil ¿verdad? Lo fuera si no hubiera...