💸 Mi tesoro 💸

234 26 8
                                    

- Está muerto.- se oyó decir con hueco en aquella habitación oculta de la gran ciudad.

-¿E morto? / ¿Está muerto?- bajo la tenue luz al oír lo confirmado, tomó a su lado la mano con delicadeza varonil decorada bajo un anillo dorado con rubí, se inclino y besó el dorso. - Pour toi mon amore / Para ti mi amor.- observó los ojos azabache de su compañero y amante con afecto y admiración.

- Quando mi provocano li pagano. / Cuando me provocan las pagan.- respondió con total seriedad ante la observación del muchacho que llegó con la noticia y trabajo hecho sin entender absolutamente nada de lo que hablaba la pareja. - Lasciarlo andare. / Que se largue.- demandó levantando su cabeza en dirección al muchacho que aún esperaba ansioso de no estar seguro que todo esté bien.

El contrario asintió ante el deseo de su amante, - Toma.- tendió un fajo de billetes en un viejo escritorio - Y vete.- terminó dándole una mirada directa.

El muchacho con total seriedad hizo una pequeña reverencia, tomó el dinero en silencio y se largó abriendo la puerta cerrándola con total cuidado, realmente ningún cuidado hacía falta en un lugar como esa covacha de reuniones sencillas.

El muchacho de menor estatura lanzó una ojeada a su dúo y encendió un habano con una media sonrisa que marcaba su oyuelo, se echó en la silla y subió su pie sobre su rodilla a relajarse.

El de cabellos rebeldes ante la tranquilidad de su compañero entendió que tenían un caso cerrado - Muy bien.- sacó una carpeta con informes, documentación y hasta fotos de personas, tomó uno de ellos - Uno más que jode, otro más a la morte.- tomó los papeles, acercó un plato, ante un vidrio ya limpio apoyó uno de los papeles, y con un zipo lo encendió en una llama rápida que lo redujo en cenizas.

- Te dije que dejes de quemar papeles aquí Kakaroto.- acotó mientras daba otra pitada al gustoso habano.

-Tú quemas éso y yo no te digo nada.- mencionó mirándolo con una sonrisa pícara.

Vegeta lo miró alzando una ceja, y luego le ofreció aquél puro, el cuál fue aceptado por el contrario, dando también una fuerte pitada.

Se acercó a su compañero con intenciones de besarlo, él como respuesta acercó de igual forma, pero con la intención de morder esos labios a modo provoqué, y luego seguir en un beso con gruñido y mucho humo entre ambos.

- Mi tesoro eres tú.- habló Kakaroto a centímetros de su boca, - No todo ese soldi que llega.- acariciaba su nariz con la contraria mientras cerraban sus ojos para ofrecer otro choque casto de labios.

Nadie imaginaba cuánto amor podía haber entre ese dúo de mafiosos, que caminaban en las calles emanando miedo y respeto por iguales partes, un italiano y un francés en las actuales urbanas llevando una tradición oscura de dos familias diferentes a un sólo control y sistema manchado en sangre y cautela, dos cabezas que cual pirámide debajo suyo tantos besaban sus pies en respeto y cuidado. Pues en ellos dos sólo existía esa complicidad, ese fuego y cálculo, eran intocables.

La ciudad se hallaba sumida en las sombras y en el resplandor tenue de las luces, las dos figuras imponentes caminaban juntas por las calles empedradas. Eran conocidos como las sombras de la ciudad, no eran simples criminales que habían tejido su propia red de influencia y poder.

M A F I O S O  [One-Shot] Kakavege Donde viven las historias. Descúbrelo ahora