Me había perdido entre tantas caras desconocidas. La música retumbaba en mis oídos, y el olor a marihuana me molestaba un poco. Debo admitir que estaba bastante tranquila a pesar de eso. Fui al punto de encuentro y me senté en las gradas. Me costó acomodarme y empecé a pensar si mi pollera estaba muy corta. Tal vez si hubiera traído shorts, podría haberme sentado más fácilmente.
Unas chicas me miraban mucho, así que me fijé si se me había corrido el top. Al comprobar que todo estaba en orden, me quedé más tranquila. Bueno, no exactamente tranquila, tranquila, no. Esa chica tan bonita me seguía mirando. Tenía el pelo azul recogido en un rodete. Siempre tuve buena vista, así que pude notar que se le estaba yendo la tintura. Llevaba puesto un vestido dorado con lentejuelas.
Encendí un cigarrillo y empecé a pensar en qué estarían hablando, y qué tenía de malo yo para que ella me mirara tanto. ¿Estaba despeinada? Supongo que sí, como todas las personas pasadas las tres de la mañana en un boliche. Mandé un mensaje al grupo de salida, porque parecía que se habían olvidado de mí. Soplé el humo y vi una luna gigante, supuse que era noche de luna llena. Miré la hora: las cuatro. Ya había empezado el descontrol, donde todos estaban borrachos y/o con alguien.
Me fijé y al lado mío había un chico, pero ni loca le iba a hablar. Era pelirrojo, pero tenía la barba negra, eso me llamó bastante la atención. Además, parecía borracho y/o drogado. No tenía ni un peso para poder comprarle algo de agua.
Miré de nuevo a la chica de pelo azul y conectamos miradas. ¿Qué puedo decir? Fue tan intenso que me sentí superada y corrí la vista. Pero tenía algo que me gustaba, que me atraía hacia ella. No sé si era porque me parecía atractiva o simplemente me daba curiosidad. Volví a mirarla y ella seguía clavada en mí. Con las manos me hizo señas para que fuera con ella, pero mi amigo Federico llegó y me llevó con él.
El resto de la noche fue aburrida, yo solo podía pensar en qué era lo que me quería decir. Traté de encontrarla con la mirada, pero no obtuve resultados. Cuando fui a la barra a acompañar a Rocío, también la busqué, pero no la vi. Traté de seguir con mi noche, pero no salía de mi cabeza. Tenía una sonrisa bonita, demasiado bonita. Quería saber si tenía hoyuelos, qué música le gustaba y si era team Edward o si prefería a Jacob.
A la hora de la salida, la vi afuera con una campera de cuero sintético, fumándose un pucho. Paré en seco, generando dudas en mis amigos que me miraban extrañados. Ella no me estaba prestando atención, yo solo quería mirarnos una vez más. Solo pedía eso. Y la verdad es que pedí mal, porque cuando el pelirrojo se acercó y la besó, conectamos miradas. Pero automáticamente ella cerró los ojos y abrazó su cuello, como yo había abrazado la idea de verla una vez más.
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El Vals de las letras
Short StoryEn las páginas de este libro, te adentrarás en un viaje de emociones a través de relatos breves. Cada escrito es una ventana a un universo único donde la imaginación y las palabras se fusionan. ¡Sumérgete a esta sinfonía de aventuras y pensamientos...