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Corrió no muy rápido hasta su aula con el mapa de un metro no sus manos, ya con la idea de no gastar tanto sus energías si ya se había tardado lo suficiente como para seguramente recibir un regaño.

— Disculpe la tardanza— dijo con respeto más que por gusto, con la respiración algo agitada.

—¿Acaso quieres que mi clase se arruine? ¿Eh? — la voz de su profesor sonaba fuerte, aunque no llegaba a sonar como un grito. — si tantas ganas tienes de andar ahí holgazaneando en lugar de hacer lo que te pido, entonces no entres en mi clase en primer lugar.

—lo siento— dijo dejando el mapa sobre su escritorio, esperando la aprobación para volver a su asiento.

— por hacerme perder el tiempo, te  vas a quedar parado frente a la clase hasta que termine— dijo sin  disimular lo mucho que le gustaba hacerle pasar un mal rato.

Sabía que era inútil explicarle el motivo de su tardanza, que lo acusaría de mentiroso mal educado, y eso solo sería darle más motivos para que lo denigrara

Maldijo por dentro y quiso salir corriendo a un campo de cactus antes que seguir viendo el rostro de sus compañeros durante más media hora. Estaba seguro que aprovecharían de tenerlo de esa forma para hacerle una maldad.

Y no se equivocó.

Pasaron solo cinco minutos y un chico que estaba sentado al frente comenzó a lanzarle bolas de papel directo a su rostro, luego unos compañeros se fueron uniendo a el a lo largo de los minutos.  Solo cuando ya habían demasiadas bolas  en el piso. Comenzaron a espaciarse hasta donde el profesor pisaba,  fue que este les dijo que pararan.

Apretó los puños aguantandose las ganas de mostrarse débil,  mordiendo su labio inferior fuertemente hasta el punto de sentir el sabor metálico adentrarse hasta su boca.  Sabor al cual se sentía indiferente por tantas veces que se lastimó a si mismo.

Estaba seguro de que sus labios lo odiaban y que se veían terriblemente mal.

Pudo volver a respirar cuando el sonido de la campaña empezó a sonar por todo el lugar, moviéndose rápidamente a su lugar revisando sus pertenencias,  rezando porque no le faltara nada.

Suspiro aliviado al ver todas sus cosas en su mochila.

Como siempre, esperó a que el aula estuviera completamente vacía para salir sin tener temor a que lo empujaran en el camino. Caminó rápidamente hasta un aula de un curso más avanzado, pero del mismo año,  en busca de su único amigo en esa institución.  Tenía en mente regañarlo  por no contestarle su mensaje durante este tiempo en que las vacaciones duraron. Incluso antes de que terminara el año anterior, este no había hablado con el como lo hacía antes. No sabia si se encontraba en el aula,  podría haber salido antes, pero con mirar no perdía nada, el asiento de alguien que no lograba divisar debido al comulo de la gente.

No iba a entrar con todas esas personas.  Mucho menos con el chico que divisó entre ellos. Kim minjae. Que es una de las personas en la que más detesta entre todos, y jura que el sentimiento es rrecíproc. Decidió esperar en el marco de la puerta a ver si se alejaba de ellos o hacían contacto visual con él.

Escuchó desde la ronda de la mesa una voz que le resultaba familiar, pero no del todo.  Trató de recordar donde había escuchado esa voz  antes, pero esa voz irritante a sus oídos interrumpió sus pensamientos.

— Taehyungie, ¿que haces aquí? — preguntó Minjae observando lo desde su lugar, haciendo que todas las miradas se posaran sobre él— ¿viniste a buscarme, cariño? — preguntó en un tono burlón
Taehyung rodeó los ojos y buscó con la mirada a su amigo una vez más, sonriendo levemente al ver que el también lo observaba— Soejoon Hyung ¿podemos hablar? — preguntó calmado, tratando de ignorar todas las miradas sobre él

Dangerously beautifulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora