Gunnen

Uno

Gunnen

La vida de Sakura no empezó de la mejor manera y a pesar de ser una chica de 18 años, siempre fue apartada por su apariencia. Apenas era un bebé cuando sus padres murieron y tenía cerca de tres años cuando fue adoptada. Su gusto por la ropa no era la más común, vistiéndose de negro, con su llamativo cabello rosa, su gran frente y su poco cuerpo femenino, fue siempre apartada del grupo de chicas de la escuela. No es que le importará mucho, ella tenía a su hermanastro mayor que siempre le hacía reír y enojar a la misma proporción. También estaba enamorada...

Pero está no es su historia, sino de la chica perfecta. La ñoña. La gordita del salón.

Sakura siempre vio a Hinata.

Hinata era pequeña, linda, tímida e inteligente. Pero las "amigas" de ella, no la querían por su forma de ser, sino por el dinero de su familia. Sakura siempre escuchó a las demás hablar mal de ella a las espaldas de la pobre chica. También sabía cómo las chicas odiaban tener que llevarlas con ellas. Pero, supuso que por consejo de los padres, siempre trataban a la morena. Y, aunque siempre la observaba, jamás se acercó.

Hinata no era sólo tímida, era extraña por sus tartamudeos y su cara siempre roja.

Sakura se sobresaltó al sentir un pequeño golpe en su cabeza. Se giró lista para devolver el golpe y no dudo en hacerlo en el enorme brazo de su hermano. Pero este lo esquivo sin problemas y se rió entre dientes.

-¿En qué estás pensando monstruo?

Sakura le frunció el ceño a su hermano y le sacó la lengua cuando él se puso atrás de la caja registradora.

- En nada que te importe, tonto.

Naruto alzó una ceja rubia y se encogió de hombros, él no volvería a preguntar. Sakura volvió su mirada al grupo de chicas que cuchiciaban cerca de los vestidores. Entrecerró los ojos, notando sus risas malvadas...

Su familia tenía una tienda de ropa, su madre manejaba el lugar y como ella estaba juntando dinero para ir a la universidad, trabajaba allí cuando salía de la escuela. Además que quería ayudar, ya que Naruto no le gustaba trabajar allí y una vez que ella empezó él comenzó a trabajar en un taller. A él le iban los autos y las motos y odiaba tratar a las niñas que iban a comprarse ropa. Sakura también lo odiaba, pero el trabajo la obligaba a sonreír.

Ella se volteó cuando escuchó que Naruto cerraba la caja registradora y le dió una mirada mientras guardaba dinero en su chaqueta de cuero.

-¿Mamá sabe que estás sacando dinero?- preguntó algo recelosa.

- No te importa, monstruo-, contestó cortante y él también se detuvo a su lado al escuchar las risas más fuertes del grupo de chicas.

Sakura le dió un codazo en su estómago plano y duro, su codo se quedó un poco por el dolor, pero sonrió al ver a su hermano inclinarse hacia adelante casi sin aire.

- Carajo-, exclamó en una explosión sin aire-. Sakura, eres un maldito monstruo.

-¿A quién le llamas monstruos, idiota?- preguntó entre dientes y alzando su puño.

Naruto alzó las manos con las palmas abiertas, en símbolo de rendición. Sakura sabía que su hermano podría bloquear cualquier golpe, y era muchísimo más fuerte que ella, pero él jamás lastimaron intencionalmente a una chica.

-Ah..- murmuró ella y volvió a cruzar sus brazos para ver el grupo de chicas.

Había notado que Hinata había entrado a los vestidores con unos vestidos que le habían dado sus amigas y ella estaba tardando un poco.