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Cómo supuse una semana después el albino estaba justo frente a mí puerta, ahora mi duda era el ¿por que emma no lo dejo entrar a tomar asiento en mi oficina?, suspiré un poco nervioso antes de seguir avanzando arregle un poco las mangas de mi traje,  hasta llegar aun lado del albino

-buenos días, no lo esperaba aquí tan temprano jóven hanagaki- su nerviosismo era evidente al igual que tampoco deje pasar el pequeño salto que dió al escucharme seguramente lo había asustado por aparecer derrepente, sonreí levemente para tratar de quitar aquella aura de incomodidad- shuji no me dijo que vendrías- susurré lo suficientemente alto para que solo él me escuchará

-si.. es que... él dijo que se le olvidó este papel y dijo que era de suma importancia que todos los que firmaron el otro documento firmen este también...- mire la carpeta que me ofrecía y negué levemente

-los negocios se discuten en mi oficina- abrí la puerta para que el de menor estatura entrara primero, parecía algo inseguro pero igual se adentro a la oficina a paso lento, entre justo después de él y cerré la puerta con cuidado, camine hasta estar frente a mí escritorio y pulse un botón del teléfono que reposaba sobre mi escritorio- necesito que me traigas unas tazas de café y algún bocadillo muchas gracias- escuché la afirmación de la chica al otro lado de la línea y me senté para mirar fijamente al menor

-eso que.... Le dije en la entrada ... Eso era lo único que venía a decirle - susurro lo último- solo le iba a entregar estos papeles- mordió su labio inferior con evidente nerviosismo

-hanagaki... Explícame mejor... En dónde tendí que firmar y todo lo que concierne aceptar este otro documento- tome la carpeta que me extendía y señale con ella el puesto vacío frente a mí escritorio- toma asiento no creo que crezcas más de allí- sonreí un poco sin verlo, concentrado en aquel papeleo

-entonces me engañaron diciendo que seguiría creciendo hasta los 23 años?- su risa después de decir esa frase me recordó tantos momentos de  felicidad que no creo poder repetir nunca

-si te engañaron- sonreí hacia el albino admirando su tenue sonrojo y el como maltrataba su labio inferior al apresarlo con sus dientes- hanagaki... Cuántos años tienes?- susurre aún viendolo a los ojos, lo observé a detalle incluso hasta cuándo soltó su labio inferior de esa manera lenta y tortuosa

-tengo 23 años...- su voz era música para mis oidos, tan pacífica, conseguía mantenerme en calma y que no pensara en nada más que no fuera él y lo noté aún más al nisiquiera darme cuenta de la rubia que habia entrado al lugar- señorita, quiere que la ayude?- observé al de menor estatura hacer una reverencia hacia mi secretaria y frunci levemente el ceño

-puedes traer un poco de vino, está vez me quedaré hasta tarde en la oficina y necesito algo que me dé energía - al ver a la rubia asentir hize el mismo gesto por inercia- muchas gracias señorita sano, la seguí con la mirada hasta que salió de la oficina

-si que... Eres de esos?- la pregunta me desconcertó un poco mientras mi atención caía en el albino frente a mí que se dedicaba a tomar una galleta entre sus manos

-a  que te refieres joven hanagaki?- ladee la cabeza y lo observé con más atención

-a.. nada olvídelo... No sé porque dije eso...- sus movimientos eran nerviosos- los... Papeles tienen su nombre... Es para el traslado de el producto allí dice la cantidad que será para usted...- alce una ceja y leí con más detalle el documento

-pues yo no quiero producto, se supone que quiero el dinero que invertí duplicado eso fue lo que dijiste ayer- hablé en un tono un poco fuerte- a qué te referías con la pregunta que me hiciste hace un momento?- alce una ceja esperando lo que diría el chico

cómo Romeo y Julieta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora