La Cantina 🍸

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Din Djarin siempre supo que era diferente. Como mandaloriano, lo habían entrenado para mantener sus emociones bajo control y concentrarse en su deber. Pero había algo en esa persona que lo intrigaba y atraía.

Se trataba del cantinero de un pequeño planeta boscoso en las afueras de la galaxia. Más joven que el mandaloriano, era conocido por su agudo ingenio, su rapidez y un corazón amable pero imprudente. También se rumoreaba que nadie podía moverse en el poblado sin que se enterase, lo cual podía ser de gran ayuda en el trabajo que Djarin tenía entre manos. Lamentaba admitir que la recompensa era escurridiza y la persecución se extendió durante largas semanas.

Din no pudo evitar sentirse atraído por la buena apariencia ruda del barman, su mirada penetrante y su tranquila confianza. Era sólo cuestión de tiempo que sus caminos se cruzaran sin remedio.

 Era sólo cuestión de tiempo que sus caminos se cruzaran sin remedio

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Una noche, Din entró en la cantina local. El aire estaba denso por el humo y el sonido de risas y música llenaba el aire. Fue entonces cuando lo vio, en todo su esplendor.

Sus miradas se encontraron al otro lado de la habitación y Din sintió un repentino calor en el pecho. Se acercó y entablaron conversación, la cual resultó muy productiva. Al poco tiempo, el alcohol les soltó la lengua y se encontraron hablando de cosas que nunca antes le habían contado a nadie.

Cuando la noche se convirtió en la madrugada, Din se encontró perdido en sus brazos, el exterior duro del hombre se rompió para revelar una gentileza que Mando nunca supo que existía. Sus cuerpos se movían en sincronía y, por primera vez en mucho tiempo, el cazador se permitió ceder por completo a sus deseos.

A la mañana siguiente, Din se despertó solo. Buscó a su compañero en vano, pero no había rastro de él. Sabía cuál era su deber como mandaloriano: cumplir su tarea, honrar la forma de vida y a las personas que le habían dado un hogar, no mucho tiempo atrás arriesgó su vida para redimirse, pero no podía sacar de su mente los recuerdos de la noche anterior.

Después de un extenso trabajo, la recompensa fue capturada finalmente. Los días pasaron sin una palabra del que fue su informante, nadie sabía donde pudo haberse marchado y Din se sintió cada vez más atraído por pensamientos sobre el enigmático hombre. Decidió buscarlo y, con una audacia que nunca antes había sentido, se embarcó en un viaje para encontrarlo, si no lo hacía sería incapaz de cerrar esta fase de su vida, quería respuestas.

Cuando finalmente lo vislumbró, estaba en medio de un peligroso enfrentamiento con una pandilla viciosa que había venido a cobrar una deuda, pretendiendo secuestrarlo como pago para hacer con él dios sabe que

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Cuando finalmente lo vislumbró, estaba en medio de un peligroso enfrentamiento con una pandilla viciosa que había venido a cobrar una deuda, pretendiendo secuestrarlo como pago para hacer con él dios sabe que. El corazón de Din se llenó de orgullo mientras lo veía mantenerse firme, sin miedo ante el peligro.

Sin pensarlo, Din entró en acción y luchó para proteger la ciudad. Mientras los últimos miembros de la pandilla se marchaban, el chico se volvió hacia Din, con los ojos brillando de admiración y algo más.

Sin decir palabra, en la soledad del entorno hostil de la selva, el casco se desprendió, acto seguido sus labios se encontraron en un frenesí de fogosidad y devoción. Din supo entonces que había descubierto algo especial: en su abrazo, sintió algo que nunca antes había experimentado, algo que se parecía mucho a casa.

La misión había terminado, pero para Din comenzaba un nuevo capítulo. Sabía que quería estar con él, explorar su nueva conexión y ver adónde lo llevaría el camino renovado.

Por primera vez en su vida, ya no estaba obligado únicamente por su deber mandaloriano. Había encontrado algo por lo que valía la pena luchar, algo que le hacía sentirse vivo de una manera que nunca había creído posible. Y sabía, sin lugar a dudas, que haría lo que fuera necesario para protegerlo.

 Y sabía, sin lugar a dudas, que haría lo que fuera necesario para protegerlo

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