✧ ིྀ❅✰𝓛𝓪 𝓕𝓻𝓾𝓽𝓪 𝓟𝓻𝓸𝓱𝓲𝓫𝓲𝓭𝓪.

𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐮́𝐧𝐢𝐜𝐨.

La hermosa melodía que se filtra por la antigua caja de música, los suaves tonos amarillos de las lámparas que adornan la oficina.

Movía su cabeza al copas del hermoso jazz que hacia eco en el deshabitado edificio, el embriagante aroma de la vainilla junto al exquisito olor de la copa de vino tinto a medio terminar que reposaba en sus finos dedos pálidos.

Sus uñas pintadas de color negro, recorren con un delicado tacto la botella medio vacía, el movimiento circular contra el vidrio hacia un sensual sonido junto a la música.

El dueño de esa Oficina abre con lentitud sus ojos amatistas viéndo los papeles sobre su pulcro escritorio, tararea la melodía con tranquilidad en su largo sillón de terciopelo azul oscuro, una adquisición que adora y cuida con amor.

La mesa pequeña que esta a su izquierda esta siendo ocupada por un teléfono privado, el sonido lo hace ver aquel artefacto tecnológico.

Extiende su mano para contestar y escuchar la dulce voz al otro lado de la línea telefónica. ──buenas noches mi amor.

La cantarina vocecita le hace reír. ──buenas cariño, ¿que pasa?.

──queria saber si vas a regresar a casa o te quedarás trabajando. ──un suspiro lleno de satisfacción sale de sus carnosos labios, emite una negativa a la fémina.

──lo siento mi amor, pero hoy también tengo trabajo... No deseó dejar tanto aplazó para el proyecto ──le dice en un suspiro leve y casi con la voz ronca.

La mujer al otro lado de la línea resopla.

──ya van cinco noches que haces eso. ¿Cuando planeas volver a casa.. Te extraño?.

Un suspiro ronco abandona los labios y un chasquido de legua le hace reír, nuevamente, la voz de su esposa le hace recomponerse── lo se, perdoname mi amor pero las empresas Chu nos han dado una oportunidad para llevar a cabo nuestro más grande proyecto. No puedo arruinarlo.

Su mujer queda callada, pasan unos leves segundo cuando ella vuelve a hablar── esta bien mi amor, esfuérzate y Hades te amo.

Un "yo también, Perséfone" es lo último que dice tras cortar la llamada, un fuerte gruñido resuena desde su garganta hasta salir de su boca, con una sonrisa enfoca totalmente su atención en quien le provocó una mordida, levemente dura, a su hombría.

Los chapoteos que se escuchan gracias a los expertos dedos del asiático cuando se introducen en su hinchada y húmeda entrada, acompañan a los dulces gemidos ahogados del joven que tiene entre sus labios el enorme trozo de carne palpitante y caliente.

──¿a caso esos fueron celos, Ying Zheng?.

Pregunta acariciando las hebras azabache, el nombrado gira sus ojos, obvio fueron celos, en momentos como esos Hades debe tener su absoluta atención en él sin excepciones.

Dejado con suavidad la copa de vino, vacía, en la mesa al costado del sillón de cuero, con su mano libre empuja la cabeza hasta lo más profundo, forzando a la garganta contraria aque pudiera acoplarse a su longitud, escucha una arcada que le hizo gracia.