Yugo/Oropo One-Shots

Blanco.

—Al principio fue un presentimiento y, con el tiempo, se volvió una afirmación constante, un acoso de mi propia mente, siempre murmurando en las profundidades de mi subconsciente mi final.—narra, mirando el ¿Cielo? ¿Techo? Blanco—Intenté luchar contra eso, ¡Crear mi propio camino!—levanta los brazos emocionado y los baja de golpe, desanimado, colocando sus manos en su abdomen—No funcionó, fui demasiado iluso.

Qilby solo lo mira en silencio, agotado por el drenaje de su Wakfu.

—Me hubiera gustado despedirme correctamente y no simplemente ser lanzado aquí por los errores del pasado... ¿Te arrepientes, Qilby? Por lo que hiciste, sobre robar el corazón del joven Mechasma y transformarlo en el selacubo; las guerras; la muerte de nuestros semejantes. ¿Duele? Debería, tienes esa súper memoria, sería fácil recordar los gritos de los inocentes al morir en manos de los Mechasmas.

Más silencio.

—Esta bien, Qilby. Te perdono. Por usarme; ahora te falta obtener el perdón de los sobrevivientes, será tremendamente difícil y puede que te tome algunas décadas pero, valdrá la pena.—lo voltea a mirar, percatando se que era observado por el mayor con una sonrisa burlona—Entiendo lo que estás pasando, también estuve a punto de volverme loco, siempre recordando y odiando a los dioses por no darme una solución, aunque sea pequeña.

Se acomoda mejor de lado, quedando cara a cara con el científico.

—Lo extraño, a pesar de haberme tirado aquí...—confiesa—Quisiera haberle dicho mis sentimientos y, a ver aceptado ser mi pareja, pasar mis últimos años a su lado.

Qilby, a pesar que estaba pasando por una tortura por la interminable charla del menor, se siente curioso por las últimas palabras de este.

—¿Que quieres decir con los últimos años? ¿No tienes la misma edad que Yugo?—indaga, acomodándose y aceptando que la conversación aún no termina.

—¡Tenemos! Solo que fui hace unos días con una Aniripsa. Descubriendo que mi cuerpo estaba siendo consumido por la energía del Stasis y no me quedaba mucho tiempo.

—¿Acaso no tenia alguna forma de curarte? ¿O de atrasar el daño?—cuestiona sospechoso.

Oropo suspira, un poco triste.

—Era la primera vez que la Aniripsa vio un caso como el mío; ella me facilito la comunicación con su superior, para buscar más opciones de sanarme o alargar mi vida pero no ha dado con nada.

—Aquí no se siente pasar el tiempo.

—¿Que?

—Vivieras mucho tiempo siempre y cuando te mantengas aquí, el Selacubo se encargará de forma indirecta de mantener a raya esa energía de Stasis, pero si sales, hay probabilidades de que se active mucho más violenta y mueras de una explosión o desintegración, también puede que mueras con un cuerpo entero, dependerá de tu suerte.—dice sin más, dándole la espalda y finalizado la charla.

El menor lo mira en silencio durante un tiempo, meditando sus palabras.

—Ni siquiera quedaría nada de mi...

Vuelve a mirar hacia arriba, sintiendo como un nudo en la garganta se estaba empezando a formar.

"Está bien, es suficiente, es más que suficiente." Piensa miserable, demasiado codicioso en haber querido tener una oportunidad al lado de Yugo.

Las lágrimas hacen su recorrido por sus mejillas hasta caer al suelo.

Goteo.

Goteo.

Goteo.

Ah, Saberlo de antemano nunca dio alivio, solo una sutil desesperación del inevitable final.

Una pena.