Cachorro

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Calor.
Stiles despertó en medio de la noche, abrumado, confundido. Algo pesaba encima suyo e incomodaba en su pecho.
Quizá fue el sonido húmedo proveniente bajo el cobertor lo que rompió su hilo de sueño o la sensación de calor envolvente en su torso. Como sea, vio aquel bulto semi acostado sobre él y por alguna razón que no lograba comprender del todo, no hubo miedo o algún ápice de temor o sorpresa. Como si aquello no fuera una novedad.

Quizás no lo era.

Levanta la sábana con lentitud, inconscientemente evitando desconcentrar a la criatura de su labor y, ante la luz nocturna que se filtra tras la ventana abierta, se asoma una preciosa cabellera rubia de rizos rebeldes, su frente blanca estaba perlada en una fina capa de sudor, sus manos temblorosas y fuertes, sujetaban su camiseta a la altura de sus hombros, atrapando la tela en la palma y permaneciendo ansiosas.
Entonces recuerda...aquellos últimos días notaba cómo en dos zonas especificas de su pecho se pintaban ligeros hematomas y marcas rojas poco perceptibles, pensando que tan solo eran producto de roces durante los partidos de lacross naturalmente bruscos. Ahora empieza a entender que no era así de simple.
Nota con mayor claridad la sensación constante en su pecho, aquel sonido húmedo, provocado por la succión.
A primera instancia se queda petrificado, a su mente viene Deaton, hablándole de los cambios que podría notar próximamente en la manada a razón de su constante presencia y la subconsciente afiliación de los betas respecto a ser el humano que corre con lobos. El mencionó algo...no logra recordar bien.
Busca en su memoria la voz de Deaton, cierra los ojos y piensa. <<..buscan...anhelan...subconsciente...memorias, feromonas...INSTINTOS>> se rinde, no logra conectar. Y se maldice por no haber escuchado.

Stiles vuelve a colocar la cabeza sobre la almohada, fijando la vista en un punto al azar del techo, mas no baja las sábanas, intentando no reparar en la sensación de la lengua caliente.
Extraño.
Piensa en Scott, ¿debería decirle?¿Que cara pondría? Quizá resultaría en un infructífero y penoso intento de conversación racional. Había algo racional?
De pronto, siente otra humedad, la silueta sobre él tiembla, gotas tibias caen en la piel de su pecho y se deslizan por sus lados. Isaac...¿Estaba llorando?

-¿Isaac?- Stiles se reclina bajando la manta hasta descubrir parcialmente al chico. Con una expresión preocupada toca su rostro, buscando la fuente del pequeño caudal.

-...perdón...- susurra en respuesta. Stiles nota como aquellos hermosos ojos azules lo ven sin vida alguna, acuosos e inexpresivos. Vacíos. Sin duda estaba desconectado de si mismo. Baja su camisa cubriendo la desnudez de su torzo y acuna la mejilla del rubio en la palma de su mano, con el pulgar barre las líneas de lagrimas silenciosas con sumo cuidado.
Isaac instintivamente inclina la cabeza hacia su palma, buscando mayor contacto y cierra los ojos dejando caer aun más de ellas.

-¿Que haces aquí?-
Solo el silencio es su respuesta pero no rompe el tacto, después de unos segundos, Isaac, temblorosamente, llena su cuerpo de oxígeno y lo mira, observa con suma atención los hombros, las clavículas expuestas por la camiseta ancha, sus brazos, su cuello lleno pequeños lunares y se sumerge en su mente aún más profundo. Las lágrimas siguen brotando sigilosas y avilés, rehuyendo entre la cortina de pestañas finas en tono pastel.
-¿Isaac cuanto tiempo llevas haciendo esto?-
-esta semana...-murmura. una semana. ¿Cómo no lo notó? ¿Cómo no despertó?
Si se lo dice a Scott, él le dirá a Kira, Kira a Lidia, Lidia a Parrish y posteriormente se verá obligado a hablarlo con Dereck y todo terminaría en algo inútil, ¿Qué harían? ¿Encerrar a Isaac en el living para que no salga a chuparle el pecho por las noches? Sin mencionar lo avergonzado que probablemente se sentiría éste, claro, si es que aún tiene sentido de vergüenza, a este punto... Probablemente lo interrogarían.
Sus pensamientos se ven interrumpidos cuando el chico vuelve a levantar su camiseta y se agacha a atrapa el otro pezón, arrancando un jadeo sorpresivo de Stiles, quien por reflejo solo atina en tomar sus mechones y pretender tirar para alejarlo pero es tomado por las muñecas antes de lograr su cometido. Atrapándolas a cada lado de su cabeza. El rubio se queda quieto, deja de lado su objetivo pero no levanta la mirada.
¿Por qué su corazón viaja acompasado? ¿Siquiera teme las grandes garras que presionan su piel? No lo lastiman. Muy en el fondo tiene la certeza de que aquello no es posible. Este chico nunca lo lastimaría. La prueba clara está en su agarre, firme pero delicado.

Cachorro (Stiles & Isaac) One ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora