Nado y Nado en el agua ¡

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En un tranquilo y soleado día, en lo profundo del campo, vivían una hormiga llamada Hilda y un pequeño pollo llamado Pedro. A pesar de ser de diferentes tamaños y especies, eran los mejores amigos.

Un día, mientras paseaban cerca de una laguna, Hilda y Pedro vieron cómo los patos nadaban plácidamente en el agua. Pedro, con curiosidad, miró a Hilda y preguntó: "¿Crees que podríamos nadar como los patos, Hilda?"

Hilda, con una chispa de emoción en sus ojos, respondió: "¡Claro que sí, Pedro! Si podemos imaginarlo, ¡podemos hacerlo!"

Decididos, se acercaron a la orilla de la laguna. Hilda, con su valentía característica, saltó al agua primero. Pedro, un poco nervioso pero confiando en su amiga, la siguió.

Al principio, Pedro chapoteó con torpeza, mientras que Hilda lo alentaba con voz suave: "¡Tú puedes, Pedro! Solo tienes que mover tus alas como si estuvieras volando".

Con esfuerzo y determinación, Pedro empezó a mover sus patas y alas de una manera que nunca había intentado antes. Poco a poco, comenzó a deslizarse por el agua con más gracia.

"¡Mira, Hilda! ¡Estoy nadando!" exclamó Pedro con alegría, mientras chapoteaba felizmente.

Hilda sonrió con orgullo y respondió: "¡Lo estás haciendo increíblemente bien, Pedro! ¡Eres un verdadero campeón de la laguna!"

Juntos, Hilda y Pedro continuaron nadando, explorando las maravillas de la laguna y disfrutando de su nueva habilidad. En ese momento, comprendieron que la verdadera fuerza de la amistad puede llevarlos a aventuras que nunca hubieran imaginado.

Y así, entre risas y conversaciones tiernas, Hilda y Pedro demostraron que, con valentía y apoyo mutuo, incluso los amigos más pequeños pueden alcanzar grandes logros en el vasto mundo que los rodea.

La Ciudad Bajo el Mar:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora