Capítulo 1. Distorsión.

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Todo era blanco la mayor parte del tiempo.

Sábanas blancas, paredes blancas, techo blanco, almohadones acolchados blancos, puerta blanca, bata blanca y con demasiados broches.

Todo era blanco... hasta que ya no lo fue.

Una visita había dicho aquel guardia que custodiaba la prisión llamada "hospital", la palabra hospital era decir nada en realidad, "hospital para los enfermos mentales" o "institución", la palabra "manicomio sonaba mejor, pero los médicos seguían diciendo que asi no se llamaba y se enojaban con Alex cada vez que lo mencionaba. En fin, volvamos al inicio ¿o tal vez el final?, después de 21 semanas, 152 días, 219000 minutos, 13140000 segundos, pero ¿Quién mantendría la cuenta después de matar a alguien? ¿después de matar a su propia sangre? ¿su muy odiada pero amada hermana mayor...Agnes?

El guardia dijo una visita como si aquello fuera una broma de mal gusto, o al menos así sonó en los oídos de Alex, no importaba el tiempo ni los malditos pensamientos que consumían su ser trayendo memorias de culpa y sangre, incluso en sus sueños, de aquel día fatal, aquel día que no quería recordar, pero que su jodida mente traía al presente siempre.

La puerta de la habitación crujió, ya nadie venia después del primer mes, a veces solo los guardias miraban de reojo por aquella ventana tan pequeña y fuerte que estaba en la puerta, y otras veces las enfermeras venían a desatar y volver a atar el maldito chaleco que le era obligatorio usar después de intentar, luego de 41 días del encierro, suicidarse. Nadie decía nada, nadie hablaba con ella, nadie creía ni una sola palabra que salía de sus labios rogando inocencia, clamando su inocencia.

"Agnes estaba muerta y era su culpa" aquello era el mantra que Alex se decida en cada despertar, porque si fuese mentira ya le hubieran dicho que su querida hermana seguía aquí, viva y respirando.

Alex miro en dirección a la puerta, de ella dos personas bien vestidas aparecieron, mirándola, pero no de la manera que ella esperaba. Generalmente uno tendía a acostumbrarse al r4echazo, miradas de desagrado, asco e incluso odio, pero aquellas personas no la miraron ni repudiaron como ella esperaba. Una sonrisa salió de los labios del señor bien vestido, ¿tal vez de unos 40 y pico años?, sonrisa dirigida a ella.

"¿usted es Alicia Alexandra Wood?" pregunto la mujer a su lado.

"¿disculpe?" pregunto Alicia.

"¿es usted Alicia Woods?" volvió a preguntar, esta vez con su entrecejo fruncido.

"¿Quiénes son ustedes?"

"venimos a hacerle unas cuantas preguntas, señorita Woods, esperamos su cooperación" sonrió el agente, ignorando su pregunta

"puedes revisar mi confesión, tuvo que haber sido escrita más de una vez ¿sabes?" tuteo al agente, si ellos no querían contestar algo tan básico, ella no cooperaría.

"¿por lo absurda que era?" intervino la mujer.

"¿usted es?" pregunto nuevamente Alicia.

"oh, mi error, puedes decirme agente Clark y el agente a mi lado, un tanto altanera" recalcó interrumpiéndose y ganando un bufido de la mujer "es la agente Smith, quisiéramos hacerles unas cuantas preguntas a cambio de su libertad, ¿acepta el trato?.

Aquella sonrisa de lobo feroz hizo tragar a la chica,

¿Quién en su sano juicio quería liberarla a ella?



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⏰ Última actualización: Jul 21 ⏰

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