El camino de allah.

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Hoy es un día nuevo, con muchas cosas que hacer y pensar, la verdad es que después de pasar la excursión con Kamal y de tener ese sueño en el que él era mi marido y teníamos una hija, lo veo de diferente manera, ya no le veo como solo un compañero, no sé cómo explicarlo, pero lo que si sé es que lo veo diferente, creo que me gusta, bueno la verdad no lo sé.

Pero no haré nada si no es halal, y aparte somos muy pequeños, tenemos solo 15 años, y no sé si él siente lo mismo que yo, pero es que no sé si de verdad es que me gusta, es un lío.

Hoy comenzamos una nueva semana, ya pasaron días desde la excursión, llevo una semana sin ver a Kamal, por no sé qué de que tenía un viaje, pero hoy vuelve y estoy un poco emocionada.

Me pongo una abaya de color marrón con un hijab de color blanco y me despido de mi madre y mi padre que están desayunando, a mí estos días no me está dando tiempo a desayunar, me despierto tarde y tardo mucho en elegir la ropa que me pondré, y no es porque me verá Kamal y tenga que estar guapa eh.

-Bislama mama.

-Bislama bintzi.

-Bislama baba.

-Bislama bintzi, cuídate.


Me toca a primera hora historia, y no me gusta nada, entro con muy pocas ganas hasta que veo a Sara, que me sonríe como si le encantara esta asignatura.

-Hola Laila.

-Hola Sara.

Aún no había llegado Kamal y es muy raro, casi siempre es el que llega antes que yo, Sara se da cuenta de que estoy pensando en Kamal y me dice.

-¿En qué estás pensando tanto?

-En nada. Tenemos que quedar por la tarde, la Malak, tú y yo.

-¿Por qué?

-Porque tengo que contaros unas cositas interesantes.

La miro con una sonrisa traviesa a la que ella responde.

-¿Qué cositas, Laila?

-No te lo voy a decir ahora, te lo diré cuando estemos las tres juntas.

-Vale, vale.

La profe comienza la clase y decisivos centrarnos en ella.

Pasan unos minutos y de repente mis ojos inconscientemente se desvían hacia la puerta, a la que se abre y entra Kamal, pensaba que no iba a venir, aunque no me importa claro. Bueno, un poco sí.

Mientras camina hacia su asiento que es justo a mi lado, no me dirige la mirada, sabe que le estoy mirando, pero, porque no me mira, bueno mejor así, mejor no interactuar con hombres, aunque debo d'admitir que me ha dolido un poco.

Se sienta a lado mío y veo que no me dirije la mirada, no me digas que no quiere verme.

-¿Kamal, estás enfadado?

-No.

-¿Entonces, qué pasa?

Veo que lo piensa detenidamente.

-Me estoy centrando más en mi deen, Laila.

Así que es eso, en el islam el hombre siempre tiene que tener la mirada hacia abajo cuando hay una mujer cerca, será por eso que no quiere verme, ahora lo entiendo.

Me hace muy feliz que se esté integrando más en el islam, y aceptaré la distancia que quiere hacia mí, la religión es lo primero, aunque tenga que guardar mis sentimientos.

Así pasaron los dos meses, ya era febrero, se podía ver cerca la primavera, aunque aún hacía frío. Kamal y yo hemos interactuado algunas veces, solo con la mirada, aunque no hemos hablado, y aunque a veces me cueste no hablar con él, hablo con Sara que la tengo delante, sé que Kamal me escucha y a veces sonríe cuando hago una de mis bromas malas, aunque las intente disimular yo siempre le pillo.

Sé que esto es lo mejor para los dos, aunque aún sienta esa conexión entre ambos, y de que él también lo siente, no haremos nada haram, seguiremos el camino de allah

TbarklallahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora