Escribiendo una historia sobre tu piel

245 21 18
                                    

Te observo tendido en la cama. Tu aliento acompasado y calmo, una clara señal  de que te encuentras en el mundo de los sueños y ninguna cosa del exterior puede perturbar tu paz.

Verte es cada vez más díficil. No se cuanto tiempo pueda suprimir el deseo que tengo sobre ti, sobre tu cuerpo. Anhelo tanto acercarme, pero el temor me mantiene atrás cuando quiero avanzar.

Quiero tocarte, ver como vibras con el recorrido de mis dedos sobre tu piel tan impoluta y libre de marca alguna. Ese deseo escondido entre tus curvas de las cuales me privo por mantenerte a mi lado, aunque solo te observe dormir.

Eres un hermoso lienzo en blanco y yo un escritor apasionado. ¿Sabes lo tentador que es verte libre de marca y resistir el deseo de escribir sobre el?

Mis manos se mueven nerviosas entre mis prendas. Tratan de contenerse para no tocarte y dejarte dormir, pero me es imposible apartar la mirada, aprovechando estos pequeños momentos en que te encuentras indefenzo para contemplar tu figura tendida en la cama.

Te observo nuevamente. Algo perturba tu sueño y contengo las ganas de acariciar tu rostro, arrullarte para que vuelvas a estar tranquilo y sin ninguna perturbación. Al igual que al inicio, retrocedo y no trato de no manchar la imagen que me das.

Verte es cada vez más díficil. Escucho tu suave voz susurrar algo en sueños y me veo tentado a posar mis dedos sobre tus labios a pesar de la distancia prudente que mantengo para no caer en el hechizo que levantas cada que duermes.

Quiero acariciarte, ver tus ojos expectantes al recorrido que quiero hacer sobre tu piel descubierta. Estoy pecando con tu imagen, pero soy un escritor y no puedo hacer nada ante mi musa.

Las sábanas de seda apenas logran cubrir parte de tu cuerpo tendido. La pijama que usas no ayuda a calmarme y quiero tocar esa piel expuesta que se muestra tan tentadora a mis ojos.

Me acerco lentamente con el único propósito de cubrirte. No quiero cruzar el límite que me puse, porque de hacerlo, no podría detener a mi ambicioso ser de querer tomar más de ti.

— Poe-kun...

Tu voz ahora se hace presente y me congelo, quiero creer que ha sido un acto reflejo y no mi mente engañandome porque deseaba escuchar tu voz.

— Poe-kun, ven aquí -dices adormilado-

Querido Rampo, no se si entiendes la situación en la que me estás poniendo al llamarme. Tu voz ronca suena demasiado sensual, demasiado erótico, demasiado placentero. Pongo mayor parte de mi fuerza de voluntad para mantenerme al margen y finjo ser un cuadro que adorna la habitación.

Observo como te mueves y las sábanas se deslizan. Luces algo enojado en tu semblante pero yo trato de mirar a otro lado, fallando en el intento de pasar sobre tus piernas casi libre de tela que lo cubra.

— Te dije que vinieras Poe-kun, estoy seguro que me oíste la primera vez

Suenas caprichoso. Conozco ese tono de voz a la perfección. Como no conocerlo si he sido culpable de no poder negarte nada, pero ahora no me veo capaz de cumplir tu capricho. La situación es diferente, mi voluntad lucha y se resiste ante tu llamado porque teme caer en el hechizo que aun te envuelve.

Tu semblante vuelve a cambiar y se que notas que algo anda mal. Quiero retroceder y huir de esta habitación, pero mis piernas no han funcionado correctamente desde que entre.

Sé que estas analizando lo que ocurre, me siento expuesto cuando veo tus brillantes ojos esmeralda y tu sonrisa altanera.

Te levantas de la cama y acercas lentamente a mi encuentro. Pareces algo complacido por mi falta de movimiento mientras yo me maldigo por haber escapado a tiempo.

Escribiendo una historia sobre tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora