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cap 2- Primera cita

Habían pasado bastantes años desde el primer día de Vaggie en el Infierno. Desde el primer día en que ella y Charlie se conocieron y se hicieron amigos. Y ahora Vaggie está paralizada por esa única pregunta.

"Supongo que tengo que preguntar de nuevo, si no me has oído", había dicho la princesa demoníaca, claramente nerviosa. "¿Te gustaría tener una cita conmigo?".

Fue entonces cuando la chica de ojos rosas y x consiguió recuperar la voz, aunque tartamudeando. "¿Tú... quiero decir... conmigo?".

"Sí, contigo. Tú eres la que ha estado conmigo en las buenas y en las malas. Y sí, puede que digas que no ha sido mucho pero... de verdad.... ya has estado conmigo en muchas cosas. Significa mucho para mí. Y... y me gustas. Quiero decir, ya me gustabas desde el principio pero supongo que eso es más..."

Vaggie se quedó estupefacta, ignorando involuntariamente al otro mientras se perdía en su cabeza. Nunca hubiera pensado que esto pasaría. Aunque quizá no surgió de la nada como parecía. Sinceramente, hacía varios años que no se conocían. Para ser exactos, unos seis. Y durante todo ese tiempo, a Vaggie le había ido gustando Charlie cada vez más, con todas las cosas que hacían juntos.

Todas las veces que veían películas juntos y la princesa infernal rompía a cantar cuando ponían un musical. Era adorable para la niña de los ojos rosas y x la alegría y el entusiasmo que ponía ésta al cantar. Además, a Vaggie le impresiona que haya una princesa Disney viva cerca de ella. Realmente, la llena de una despreocupación que no había sentido en mucho tiempo. Probablemente tampoco sería una exageración si viera que no estaría estable si no tuviera esta única fuente de luz en un agujero literalmente infernal.

Por supuesto, hubo un tiempo en el que los dos fueron a Lu Lu World, donde Charlie se mostraba tan alegre como en la mayoría de los demás lugares. Realmente, el asombro y la alegría infantiles eran contagiosos, aunque Vaggie no hiciera mucho más que sonreír.

Luego estaba la vez en que la niña de los ojos rosas en forma de X tuvo que hacer recados por sí misma durante un día. Fue un día duro, tratando con todos los demonios que tenían una razón u otra para empezar problemas con ella. Ya fuera colarse delante de ella en la cola o coger lo que le iban a dar aunque hubiera otros iguales o... cuando Vaggie simplemente intentaba que las cosas le salieran bien, resultaba en un millón de cosas que salían mal. También resultaría en un encuentro convirtiéndose en una pelea a gritos o incluso una confrontación francamente hostil.

Realmente, la chica de los ojos rosas x tenía la idea de que cada vez que saliera, sería así. Entonces vuelve a la casa de invitados y ve que se ha olvidado de reponer jabón haciendo los recados. La idea de tener que volver a pasar por esa mierda hizo que le salieran gemidos suaves.

Entonces llegó Charlie y le prestó su propio jabón, para que el recado pudiera hacerse otro día. Luego estaban sus intentos de hacer cacao caliente, insistiendo en que quería probar a hacerlo como le habría gustado a Vaggie.

Sinceramente, eran las pequeñas cosas como ésas las que más contribuían a que los sentimientos de la niña de ojos rosas x crecieran y crecieran. Y por supuesto, sólo había una cosa que impedía cualquier confesión. Su propio miedo al rechazo y a perder a la primera amiga realmente buena que Vaggie había tenido. Tanto en su vida como en el más allá. Cuando se vive en, de nuevo, un infierno literal, un alma realmente amable es el nuevo oro.

Vaggie volvió al presente y se dio cuenta de que aún tenía que dar una respuesta. "Bueno... supongo que puedo intentarlo. No me malinterpretes, no es algo malo. En absoluto. Sólo que... no estoy seguro de cómo va a ir, ¿sabes?"

Por supuesto, eso sólo alegró la cara de Charlie más que otra cosa. "¡No hay problema! Te llevo a las seis, ¿desde tu habitación?".

"¡Sí! Sí, claro."
Lo siguiente que sabe es que Vaggie está vestida con un largo y vaporoso vestido azul cielo -comprado con el propio sueldo de Vaggie- y esperando en su cama. Se estaba haciendo retoques por todas partes. No sólo el vestido, sino también las sandalias de tiras azul oscuro y el pelo semirecogido y semirecogido. Parecía que había tantas cosas que podían salir mal sólo en lo que se refería a las apariencias.