Prologo.

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Dumsville era una villa apartada de las grandes ciudades de Londres, rodeada por miles de árboles que hacían que su única entrada se sintiera como un paso hacia lo desconocido.

Era un lugar poco conocido y misterioso, con menos de mil habitantes que se conocían entre sí. Sin embargo, un extraño acontecimiento sacudió la tranquilidad del pueblo, sembrando el miedo en el corazón de sus habitantes, quienes decidieron guardar silencio sobre lo sucedido.

Siguieron con sus vidas, ignorando que la paz que habían recuperado pronto sería atormentada por unos inquietantes ojos grises.

Deseaba desenterrar la verdad de lo ocurrido, ansiosa por entrar a la famosa iglesia a la que solo se permitía el acceso a unas pocas personas 'elite', quienes eran los únicos que conocían la verdadera historia de aquel día fatídico.

—¿Qué quieres saber? —pregunté, con un tono grotesco, harta de tantas preguntas.

—Solo la verdad —respondió él, su voz seria me estremeció mientras sus ojos grises intentaban leer mis movimientos.

—No sé de qué hablas. Si no te importa, no tengo tiempo para tus preguntas.

En el instante en que traté de cerrar la puerta, él la detuvo con su mano. Suspire y lo miré.

—No hay nada interesante aquí, ya vete.

Empujé su mano, cerrando la puerta, pero resbalé y caí al suelo. Miré mis manos, y la visión de aquellas manchas de sangre me provocó escalofríos. Cerré los ojos, conteniendo las lágrimas.

Malditos ojos grises.

DumsvilleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora