Capítulo 2

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Camine media hora hasta que llegue a lo que me pareció, ¿una Iglesia?, ¿qué hace una Iglesia en medio de la nada?

Habían personas adentro ya que habían voces, no entendía ni Pepa a lo que decían por la puerta. La abrí despacio y asomé la cabeza.

No se con que diablos fue con lo que me resbale, pero me resbale y termine entrando a la Iglesia...

Punto bueno, si habían personas, cinco en total. Punto malo...iba a morir hoy.

Había una mujer bastante alta. Gigante más bien, vestía un vestido blanco largo y llevaba un sombrero de ala ancha negro. Junto a ella, otra mujer. Esta vestía completamente de negro y portaba un velo del mismo color y llevaba una muñeca...que por alguna razón se movía sola...En medio de la sala, una mujer con facha de sacerdotisa, portaba una máscara de cuervo dorada. Junto a ella, un hombre jorobado, parecía un hombre pez y junto a este, un hombre, parecía normal...queria pensar eso...

-Yo...creo que me equivoque de lugar...-

Di la vuelta para irme, pero aparecieron frente a mi unos...¿perros? No sabía que eran exactamente...pero eran horribles a simple vista.

-¿Una niña?- Escuche una voz grave, pero al mismo tiempo sensual y autoritaria. Voltee para ver que la mujer alta era quien tenía su mirada sobre mi.

Vaya que era hermosa, la belleza hecha persona desde luego. Unos ojos dorados hermosos, piel blanca como el papel. Labios rojo carmín, carnosos y...¡dejemos de pensar en Eso y vamos a lo importante! ¿¡como saldré de aquí!?

-Bueno, parece que es mi día de suerte.- Dijo la mujer cuervo acercándose a mi. -Tu nombre niña.-

-Rebeca.- Respondí tratando de que mi voz no temblar mucho.

-Bien. No pareces de aquí, ¿qué haces aquí?-

-Venia con mi familia, salí a caminar por la Villa con mi padre, nos separamos, me perdí y aquí estoy..- Expliqué como pude.

-Miranda, esta mocosa no durará mucho sola. De seguro morirá dentro de tres días.- Se burló el hombre acercándose a nosotras. -Deberias de repartirla Miranda, me será útil.-

-Ni te creas que la mocosa será tuya.- La mujer alta se levantó de su asiento.

-A sus asientos, no permitiré otra disputa entre ustedes dos.-

De mala gana, ambos se sentaron.

-Puede que nos sirva de algún modo. Alcina, tu y Donna se harán cargo de ella.-

El hombre volvió a levantarse.

-¡No es justo Miranda! ¡Esa zorra terminará dejándola seca!-

-Al menos yo haré algo útil con ella. No la transformare en una máquina.- Contraataco la dama.

-¡SILENCIO! Mi decisión esta tomada, recuerden de donde vienen, Alcina y Donna se haran cargo de ella.-

-Gracias, Madre Miranda, no te defraudare.- Dijo la dama.

La mujer desapareció entre sus cuervos.

La mujer de negro, quien supuse era Donna, se acercó a la dama y a mi.

-¿Quien jugará con la mocosa primero?-

Me sorprendió escuchar a la muñeca hablar.

-La tendré durante unos días, una semana cada una.-

-¡No se te ocurra mandarla muerta gigantona!-

-Si no la mato yo, la matas tu de seguro. Nos vemos en una semana Donna.-

La dama sólo asintió y se fue.

Aún seguía tirada en el suelo. Trataba de analizar todo lo que había pasado.

-Sigueme niña-

Me levanté del suelo y seguí a la gran mujer que tuvo que agacharse para pasar por la puerta y subió a un carruaje y me hizo subir con ella.

¿Qué será de mi ahora? ¿Volveré a ver a mi familia de nuevo?

¿Suerte O Coincidencia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora