Parte final

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El domingo a las siete de la mañana era un momento impío para estar en el trabajo. Jeno no era religioso pero algunas cosas eran sagradas como por ejemplo dormir. Su sueño era sagrado.

Estaba en la silla del maquillador cuando vio llegar a Renjun, vestido con una camiseta blanca, pantalones color canela claro y una sudadera con capucha color caramelo, sosteniendo un vaso de café en cada mano. Algo en su pecho revoloteó. Era el recuerdo de la aparición de Renjun en su fantasía del viernes por la noche. Renjun le sonrió y dejó una de las tazas sobre la mesa de maquillaje.

"Negro con un poco de azúcar, como a ti te gusta", dijo.

Jeno sonrió, lo que le valió un suave chasquido por parte del maquillador. "Ya conoces mi pedido de café", comentó.

Renjun puso los ojos en blanco. "Sólo te he oído solicitarlo cien veces".

Metió la mano en su chaqueta y sacó un paquete delgado, colocándolo también sobre la mesa. "También te compré algunas almendras porque sé que no siempre hay tiempo para comer en el set y ahora es muy temprano, pero faltan horas para el almuerzo. Así que deberías tomar un refrigerio de antes".

Jeno guardaba unos cuantos tubos de mantequilla de almendras en su mochila para días como este. Pero el esfuerzo de Renjun lo hizo aún más feliz. Realmente no tenía que esforzarse tanto, apareciendo en el set, llevándole café y bocadillos, interpretando para él. Esto no era parte de la descripción de su trabajo. A Jeno le gustó el contraste entre el Renjun que tenía el control de todo en el trabajo y el Renjun que soltaba el control bailando en el club.

Renjun se alejó para hablar con el estilista, dejando que Jeno terminara de maquillarse. Su cabello ya estaba peinado con un estilo semi-mojado. Se miró en el espejo. Su piel brillaba y el maquillaje acentuaba sus fuertes rasgos. Lo condujeron hasta el estilista que lo vistió con el conjunto de la prueba, incluidas esas botas negras empinadas.

Renjun cambió rápidamente de idioma, asegurándose de que las preguntas de Jeno fueran respondidas claramente. Luego se hizo a un lado, observando cómo Jeno posaba. El fotógrafo elogió la luz de la mañana y lo austero que se veía Jeno entre las sombras. Tomó más fotografías con otro modelo, concentrándose en sus ángulos y expresiones en lugar del dolor en sus pies.

Cuando tuvo un descanso, llevaba casi dos horas de pie. Se dejó caer en la silla plegable más cercana, dándose un descanso muy necesario. Miró a su alrededor buscando a Renjun, pero no lo vio. La hora en su teléfono eran las 9:37. Renjun ya se había ido.

Jeno ni siquiera le había agradecido por venir al set. O por el café y las almendras. ¿Qué tenía Renjun que le hizo olvidar sus modales?

"Oye", dijo una voz. Era suave y familiar. Renjun.

"Todavía estás aquí". Jeno sonrió.

"Sí, tengo que irme o perderé el tren. Pero quería decir adiós".

"Gracias", le dijo Jeno. "Por todo."

Renjun lo miró fijamente. "Lo hiciste muy bien en el rodaje. Sé que las fotos serán impresionantes. Te ves bien. Muy guapo."

"Gracias", repitió Jeno. "Que tengas un viaje divertido. Cuando vuelvas, te llevaré a cenar. Una fiesta. Donde quieras ir".

"Está bien", insistió Renjun. "No me debes nada".

"No porque te lo deba. Porque quiero conocerte", respondió Jeno en inglés.

Renjun se rió y arrugó la nariz.

Jeno no estaba seguro de qué era tan gracioso. "¿Por qué te ríes?"

"No quiero reírme. Simplemente estoy sorprendido".

"¿Eso significa sí?"

"Si, está bien", dijo Renjun, lentamente.

Jeno se puso de pie. Sobre sus talones, superaba a Renjun incluso más de lo habitual. "Si mañana es demasiado pronto, puedes elegir otra fecha".

Renjun lo miró fijamente. "Mañana es genial".

"Entonces te llamaré mañana". Jeno tiró de uno de los hilos de la sudadera con capucha de Renjun y sonrió. "Tu también te ves bien. Muy guapo."

Renjun sonrió y se cubrió la cara con la manga. "Voy a perder mi tren".

"Entonces vete. Sal de aquí", se rió Jeno.

Renjun se apresuró a alejarse. Jeno lo vio irse. Disfrutaría desentrañando los misterios de Renjun Huang.

Fin.

Gracias por leer hasta aquí 🫶🏻

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