Había una vez un mimo llamado Rimo, que, como todas las noches salió a la calle a Hacer una espectacular mímica, cuando…De repente… ¡Pum!
Su coche fantástico se estropea.
Estuvo vagando por el asfalto frío y por las duras piedras,
Miró de reojo la basura y entre la chatarra dura
Creyó ver un calcetín,
Pero había que reconocer
Que no era normal con tanto colorín,
Era mágico, un tanto extraño
Y pidió un deseo.
¡Flas! Un súper descapotable invisible para actuar.
Más tarde un señor ricachón
Cuyo negocio había quebrado
Dio a encontrarse con dicho calcetín mágico
Pidió un extravagante sueño…
¡Flas! Oro, joyas y dinero
Acto seguido, un pez blanco de río
Se quedó sin agua,
Un simple deseo le hizo realidad una gran cascada,
Cuando Rita la conejita
Estaba apunto de tirar todas las zanahorias,
No fue cuestión de horas
Hacerse con una carta de menú…
Aquel trozo de tela
Le dio para varias primaveras…
Luego, un señor con harapos y viejo
Le pidió a aquel calcetín mágico
Algo con lo que no tener frío…
¡Flas! Un chaquetón y una bufanda al azul marino.
Cuando todos vivían su cuento de hadas
No fue cuestión de segundos
Que toda la fantasía se terminara.
El coche con la lluvia se le quitó la tinta invisible
A aquel hombre le quitaron todo de valor en su caja fuerte
Cuando la conejita iba a darse el ultimo festín
Llegaron las hormigas para llevarse el botín
La cascada que parecía que no acababa
Se secó dejando un charco solo para ranas
Todos fueron a quejarse al calcetín mágico
Y este le contestó con una frase muy coherente:
“Ser un calcetín es un gran coñazo
Pero los deseos
No se cumplen para SIEMPRE”