Estoy harta del abismo infernal... ya nadie me tendrá atada... desde hoy, dejaré de ser una de las comandantes de la legión de Mammon y el mundo de los humanos será mi hogar...
Después de lograr escapar de las entrañas del mismo infierno, llegué al mundo de los humanos a través de un portal infernal en una noche cualquiera, a una gran ciudad llena de enormes edificios. Me encontraba en un callejón oscuro lleno de basura y ratas, mientras que detrás de mí, el portal hacia el infierno se cerraba poco a poco. Por fin podía ver el mundo que tanto quería ver... ¡el mundo de los humanos! Por fin podría ver con mis propios ojos cómo es la vida de las pobres almas que tarde o temprano terminarán en el vacío infernal del infierno. Aunque aún mantenía un aspecto demoníaco que llamaría la atención si alguien me veía así, utilicé mi poder restante para transformarme en una humana normal y así caminar libremente por este mundo.
Al salir de ese oscuro callejón, pude ver las calles totalmente vacías, a excepción de algunos coches que transitaban por la carretera. Mientras caminaba por las calles, admiraba los alrededores y respiraba el aire "fresco" del mundo humano, el cual, a diferencia del aire del infierno que apestaba a putrefacción y ceniza, se podía percibir contaminación y un leve mal olor. Pero era mil veces mejor que el aire del infierno. Mientras caminaba tranquilamente por las oscuras calles de la ciudad, un tipo salió de un callejón oscuro detrás de mi y colocó un cuchillo en mi cuello mientras me susurraba al oído con una voz que intentaba sonar intimidante: "entrega todo lo que tengas encima si no quieres morir". Seguidamente, me reí del pobre humano tan tonto que no sabía que sería su último día en este mundo. "Ustedes los humanos nunca entienden... ¿verdad?" dije mientras me reía de él. Pensaba que estaba jugando, hasta que revelé únicamente mis verdaderos ojos, los cuales estaban teñidos de un intenso color rojo y con un iris en forma vertical, acompañados de una sonrisa inquietante para la persona que intentaba intimidarme.
Me giré hacia el chico y lo levanté sujetándolo del cuello. "Justamente ahora empezaba a sentirme débil... pero tú servirás por ahora para calmar mi hambre", dije dejando salir una voz levemente distorsionada mientras veía la cara de horror de esa pobre alma desafortunada. Lo lancé hacia el oscuro callejón y me abalancé sobre él mientras gritaba de terror. No pasó mucho tiempo hasta que cesaron los gritos y el cuerpo que antes era de un humano terminó siendo reducido a una masa de carne humana ensangrentada totalmente irreconocible.
Mi pequeño "bocadillo nocturno" restauró mis fuerzas y mi poder por completo. Y ahora, podía vagar por el mundo a mis anchas sin preocupaciones. En mi mente sabía que no podía estar haciendo esto de manera indiscriminada... tenía que actuar con cautela sin ser descubierta como cualquier humana más. Limpié por completo mi boca y mis manos y seguí mi recorrido por la ciudad.
Tras caminar unos cuantos kilómetros, llegué a una tienda con numerosos espejos en los mostradores donde pude ver mi reflejo con más claridad.
Tenía un largo cabello de color negro con puntas blancas, ojos azules, estatura media de 1,70, vestida completamente de negro. Mis cuernos, alas, garras y cola habían desaparecido gracias a mi poder de transformación. Pero me faltaba una cosa... no podía usar mi nombre de demonio en un mundo como este... por ende, tuve que improvisar uno.
Pensé y pensé entre varios nombres. ¿Verónica?, ¿Laura? Hasta que di con el indicado. "¡Octavia!... sí, así me llamaré". Una vez seleccionado mi nombre, caminé por la ciudad hasta el amanecer.
Durante el día, los humanos caminaban hacia sus trabajos, mientras que los más jóvenes vestían sus uniformes escolares de camino a sus escuelas. Decidí seguir a un grupo de chicas para ver cómo era ese lugar del cual desconocía por completo. Algo dentro de mi me generaba curiosidad en como serie ese lugar. En esas chicas podía percibir un aura de arrogancia, superioridad y soberbia. Algo que para mis sentidos... me generaba un sentimiento de desagrado y repugnancia. Las chicas reían a carcajadas y se burlaban de las personas que caminaban por la calle, pertenecientes a su misma escuela.

ESTÁS LEYENDO
Liberación Infernal
ParanormalUna joven demonio y comandante de una gran parte de las legiones de mammón, cansada del abismo infernal, decide dejar el infierno y vivir en el mundo de los humanos para ver como es que viven las pobres almas que tarde oh temprano terminan en el abi...