Crimson Sword (espada carmesí)

Parte 1 Sin Título

Capítulo 1

Sentía el frio aire del norte golpeando mi rostro, La sangre caliente de ese hombre bajaba por la afilada espada de metal hasta llegar a mis manos, no podía mover mi cuerpo, estaba asustada, nunca le había hecho daño a alguien.

Al igual que yo, nadie está preparado para las acciones que cometerá en el futuro, pero no estaba arrepentida de nada, esa persona se lo merecía, o eso pensaba hasta que el hombre sacó del bolsillo de su largo abrigo una extraña piedra de color azul perfectamente redonda, la cual comenzó a brillar cegando a cualquiera que estuviese mirando

La luz se hacía cada vez más fuerte, haciendo que tuviera que cerrar los ojos

A lo lejos pude oír una voz masculina pero no podía distinguir lo que decía: -c(="!$o E%"!%.- gritó

Cuando levante la mirada todo lo que conocía había cambiado.

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el invierno se acercaba a Zayenie, un pueblo de bajos recursos al norte del reino de Arkets, todos en mi pueblo guardamos provisiones para afrontar las duras nevadas de la época, yo soy de las personas que ayudan con la recolección de hierbas medicinales en el bosque mientras que mi madre se encarga de ayudar a los heridos que regresan de cazar y a los niños enfermos.

-deberías recolectar más hiervas medicinales mañana, Avelyne- mi madre me recalcó.

- ¿ya no quedan? - suspiré

-sabes que los niños se enferman seguido, mejor ve a buscar agua a el rio. - me reprimió

Mientras caminaba al rio para buscar agua me tropecé con un conejo muerto.

- Avelyn que crees que haces?!- el señor Rowan frunció el ceño.

- ¿de qué está hablando? - ladee la cabeza mientras me levantaba del suelo.

El señor Rowan siempre trataba de humillarnos a mí y a mi madre desde que llegamos al pueblo, solo por que le gustaba mi madre, pero ella estaba casada con mi padre.

- ¡pisaste la carne que iba a comer el pueblo- me incrimino

-señor, me parece que me está inculpando- mire al suelo -el conejo ya estaba tirado en el suelo.

-¡esta mocosa tiene la enfermedad de la mentira! - cuando estaba a punto de golpearme una piedra llego a máxima velocidad y le dio en la cara.

--niña, aparte de bastarda, ¡eres una bruja! - grito mientras se iba.

Realmente me pregunto como sucedió eso, dudo que alguien del pueblo me haya ayudado ya que yo tenia mala fama gracias a las calumnias del señor Rowan, ya estaba acostumbrada a los malos tratos así que le reste importancia.

En la mañana salí a recolectar todo tipo de hiervas para los niños enfermos del pueblo, caminaba lamentándome por no haber golpeado al viejo Rowan, sin darme cuenta ya estaba oscureciendo y me había adentrado demasiado en el frondoso y verde bosque, comencé a caminar sin llegar a ningún lugar que pudiera reconocer, definitivamente estaba perdida.

era extraño, nunca me había olvidado de como volver, conocía el bosque como la palma de mi mano desde pequeña.

Después de una hora dando vueltas y vueltas escuché una voz a lo lejos así que seguí el camino hacia ella.

Llegue a una parte de el bosque la cual era mas bonita de lo usual, había flores de color ámbar y luciérnagas que iluminaban gran parte de la zona, en el centro había un chico muy hermoso de ojos color ámbar y cabello sedoso platino sentado en una roca.

Sentí una brisa pasando por mi rostro, me había lanzado un cuchillo, sin darme cuenta gire la cabeza y lo logre esquivar.

-¿qué haces aquí, quién eres?- dijo el chico volteando su cabeza hacia mí con un rostro serio.

-estoy perdida- forcé una sonrisa mientras trataba de alejarme sin que lo notara,

el chico no parecía de este mundo, parecía un dios sin embargo había algo extraño en él, algo que no terminaba de convencerme, algún tipo de oscuridad se ocultaba en él, la misma oscuridad que la gente del pueblo.

-¡Ah! Tu eres la niña que ese viejo quería golpear, ¿no? -

Me sorprendí de que supiera que el señor Rowan me quería golpear -¿tu le lanzaste la piedra?- pregunté

-así es, eres rápida para pensar- sonrió ampliamente.

¿El chico que estaba frente a mi le lanzo una pequeña piedra a el sr Rowan y se le rompió la nariz?, al parecer este chico es fuerte

- ¿Por qué me ayudaste?-

-nuestros destinos están unidos en el pasado, presente y futuro- fingió una sonrisa - tranquila, no es necesario que lo entiendas.

La gran parte de mi vida he desconfiado de las personas, desde que nací, recibí maltratos por parte de mi padre, mi propia sangre, sin embargo había algo que me hacia confiar ciegamente en esta chico.

Mientras estaba inmersa en mis pensamientos levante mi mirada y el chico de cabello platinado había desaparecido, llevándose consigo las luciérnagas y las flores ámbar, dejando solo un pequeño collar de oro con una espada encima de una roca, recordándome que no que una ilusión que el realmente estuvo ahí, pero, ¿por qué se fue de la nada?

Al intentar nuevamente encontrar el camino a casa, los caminos extrañamente habían vuelto a ser los que ya conocía, parecía como si el tiempo se hubiera detenido y pude regresar a casa con mi madre.