ÚNICA PARTE

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Haber perdido a António en aquella noche fue un golpe a la realidad demasiado cruel.

Victoria se sentía muy culpable por haberlo dejado, deseaba tanto haber estado hasta su último suspiro junto a él aunque eso conllevará que ella muriera en aquel ataque armado también.

Sinceramente no podía vivir sin Antonio, se lo habían arrebatado vilmente y no pudo hacer nada para evitarlo, lo perdió para siempre y ni siquiera pudo decirle adiós.

Analepsis:

El llanto de Victoria era inconsolable, ni siquiera había una palabra específica en el diccionario para definir el ambiente de tristeza que enredaba aquella situación, el cuerpo de Victoria yacía sobre la cama de Antonio con el rostro empapado en lágrimas que hasta mojaba las cobijas, su corazón por fin estaba recobrando los latidos normales y su respiración estaba tranquila, los ojos hinchados de tanto llanto, rojos y calientes, le dolía la puta alma.

No pudo estar en la escena del crimen, no la dejaron ni siquiera salir por seguridad.

No había nada de ruido en casa, estaba todo en silenció... Victoria se había encargado de romper todo objeto que pudiera dar la noticia de aquel ataque armado contra Antonio y todos los del equipo luego de salir del palenque.

Tenía conocimiento de que el ataque había sido atroz, habían acribillado a Antonio, habían matado a todos.

Un grito ahogado salió del fondo de su garganta, golpeo la cama con fuerza haciendo puños sus manos y su hermano entró rápido para calmarla o se volvería a desmayar.

Vic... respira. — Pide su hermano en un ruego, su hermana temblando sobre sus brazos —. Tranquila.

¡No quiero estar tranquila, quiero a Antonio, lo quiero de vuelta maldita sea! — Victoria empuja a su hermano, pero este la aferra a él —. ¿Por qué no me entienden? Quiero a mi novio... me arrebataron al amor de mi vida.

La última palabra de su boca salió en un jadeo doloroso, sin aire y con un sollozo melancólico.

Victoria... — Su hermano murmura al borde de las lagrimas al ver a su hermana de esa manera —.

La nombrada se aferra al cuerpo de su hermano, luchando por un refugió y un despertar de esa horrible pesadilla.

Pero la llegada del cuerpo de António a su hogar la trajo a la realidad de un tirón, bajo corriendo a tropiezos por las escaleras al escuchar el alboroto de la gente ya presente.

Victoria se aferro al ataúd, se aferro a lo más preciado que tenía.

Frío era lo que sentía en su cuerpo.

Su rostro contra el cristal que la dividía a ella y a Antonio.

Despierta... — Ruega Victoria, con sus ojos fijos en el cuerpo rígido de su amado —. Por favor no me hagas esto y despierta...

Victoria se urge por abrir el ataúd, familias y amigos se apresuran a intentar detenerla.

¡Quiero verlo! ¡Necesito tocarlo por favor! — Victoria grita y las lágrimas corren por sus mejillas —. Él está vivo, está vivo.

Victoria hace berrinche, llora, grita y gime de puro dolor, le dolía el cuerpo, se sentía débil.

Vic... él ya está descansando. — Intenta calmarla su suegra —.

MIENTRAS DUERMES; Junior HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora