Narra Yuli
―Te dije que me dejes en paz, Hernán― Grité, harta de este pibe.
―Vo' va a ser mi novia gila, acordate― Dijo apuntándome con un dedo, mirándome con un ojo más grande que el otro y con su boca desprendiendo un fuerte olor a Fernet, me daba asco.
En eso frenó de golpe una bicicleta al lado de nosotros, la cuál venía a una velocidad impresionante, tanto que provocó un derrape en el asfalto.
―¿Vo' no tené' nada mejor que hacer que acosar pibas a plena luz del día? Salame― Dijo una voz villera al lado de mí. Era el Uru, se había bajado de su bicicleta y le estaba haciendo frente a Hernán.
―¿Y vo' que te metes logi? ¿Ahora te gusta la Yuli o qué?― Levantó la cabeza en señal de pelea, y enseguida volvió su mirada hacia a mí― Vo' te estás cogiendo a este gil, ¿o no?― Me tomó de un brazo.
―¿Y si me la estoy cogiendo qué? ¿Te pica que vo' no podé'?― Apretó el puño.
―Déjalo Uru, no vale la pena, vámonos― Le dije agarrándole un brazo para evitar una posible pelea.
Él me subió a su bicicleta en la parte de los pedalines y arrancó, escuché como a lo lejos se escuchaban gritos y quejas de parte de Hernán, que por la distancia, cada vez se alejaban más.
―Ni caso le hagas, Yu― Me dijo dando vuelta la cabeza para mirarme a los ojos.
―A la gilada ni cabida― Contesté sacando una risa nasal.
―¿Que so' villera ahora?― Me dijo soltando una carcajada. Chasquee la lengua.
―Déjate de villera y mira para adelante que nos vamo' a matar culiao'― Fruncí el seño.
―¿Cómo?― Dijo dando vuelta el manubrio en zig zag, me tambaleé.
―¿No das más de pelotudo vo', no?― Contesté en un grito desafinado debido a una piedra que se coló en la rueda.
―¿Ah sí?― Dijo riéndose y siguiendo con la broma, una bromita que le iba a costar bastante cara si me daba un golpe contra el piso.
―DANILO URUGUAYO SÁNCHEZ― Grité mientras intentaba agarrarme de él abrazando su abdomen.
Y sí, nos terminamos matando.
Una hora después nos encontrábamos en el kiosco del nudo seis, cada uno con un corte distinto en la cara, pero el que más había cobrado había sido el por salame.
―Perdón Yuli― Dijo en voz baja, avergonzado.
No le contesté.
―Dale, Yuyu, perdóname, porfavor― Dijo alargando la palabra "Dale" y juntando sus dos manos en forma de porfavor, frunció el seño, pero ante mi indiferencia, hizo un visible puchero.
―Bueno está bien, te perdono, pero déjate de jode'― Contesté dándole una mordida a un pebete.
Hace poco había sido el cumpleaños del Jorge y el Cochi nos había dado un toque de guita, que terminamos gastando en dos alfajores, dos pebetes y una cindor que estábamos compartiendo.
Sonrió un poco ante mi perdón, se veía hermoso cuando sonreía, tragué y lo miré fijamente.
―¿Qué me mira' así? ¿Tengo algo en la cara?― Dijo preocupado.
―Sí, un pedazo de chocolate metido entre los dientes ― Le contesté.
―¿Dónde Yu?― Preguntó preocupado, mientras yo juntaba las cosas y me paraba rumbo a mi casa.