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2012.
AHÍ ESTABA YO, esperando que me llamaran para ver si había sido seleccionada como una de las caras de la marca. Veía por mis costados y solo podía observar a las chicas de mí edad o con unos años más, pero que no pasaban de los diecisiete.
No parecían tan nerviosas como yo, tenían una expresión de confianza en sus rostros, lo cual solo aumentaba mis ganas de salir corriendo de allí. Ese sentimiento de que no sería seleccionada se hacía cada vez más grande cada vez que veía a las otras chicas. Eran hermosas, tenían algo que las hacía destacar, como si una varita mágica las hubiera elegido. Parecían perfectas para esto y supongo que no era su primer concurso.
Estaba lista para irme de allí, ya que seguro iban a elegir a otra chica, asi que me levanté de mí asiento y fui en dirección hacía mí mamá, que estaba hablando con alguien de la recepción de ahí.
Le toqué el hombro para llame si atención, lo cual ella reaccionó volteando a verme.
— Mamá, creó que deberíamos irnos. —Le pedí. — Porfavor
Ella no dijo nada por exactamente dos minutos, solo me miró con una expresión que en ese momento no puede hacer con precisión.
— No sé si quedé, entonces es mejor que vayamos a casa. — Le Repeti mí pedido.
Mi mamá intercambió unas últimas palabras con la persona con la que estaba hablando, luego tomó mi mano y me llevó de vuelta a mi asiento anterior.
— ¿Que pasa? — Me preguntó sentándose al lado mío. — ¿Te estás sintiendo intimidada por las chicas de aquí?
Con la cabeza agachada, no pude responder nada. Ella tenía toda la razón del mundo, me sentía muy intimidada por esas chicas.
Aunque no había dicho nada, mi mamá supo que había descubierto cómo me sentía. Y se digno a darme un pequeño abrazo, mientras me tocaba con cariño mí pelo.
— ¿Sabes que vos sos la chica más linda de este lugar? Mírate tienes unos ojos de sirena hermosos y una sonrisa que podria derribar un edificio entero.
Yo seguía con una agarra fuerte para que el abrazo no termine. Mientras escuchaba con claridad sus palabras.
— Y no lo digo por el simple hecho que sea tu progenitora.
Eso hizo que el sentimiento desaparezca poco a poco.
Sonreí, pero todavía pensando en cuáles eran las posibilidades de que quedará en el concurso.
Después de un tiempo, comenzaron a llamar a cada una de las chicas una por una. Sin embargo, todas salían con una expresión de decepción, lo que me hizo deducir que les habían dicho que no habían sido seleccionadas. Eso me asustó un poco, pero recordé las palabras de mamá y seguí adelante con la frente en alto.
