EL FANTASMA DEL HUERNA

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Es una historia muy vulgar, os sonará a una de esas historias que cuentan en los campamentos infantiles, no parece cierta y sin embargo debe serlo pues yo no podría aceptar otra explicación, para los acontecimientos que empezaron a producirse a partir de esa noche.

Fue hace ya bastante tiempo, durante la época en la que mi hermana y mi cuñado trabajaban en Madrid, y como muchos asturianos, volvían en coche a casa cada fin de semana.

Era de noche y en la autopista del Huerna, no había mucha circulación. Nevaba, pero no eran necesarias las cadenas. Pararon en la gasolinera y como tenían hambre decidieron tomar algo en el restaurante El Quico. Cuando terminaron volvieron al coche y se montaron para continuar su camino.

Unos metros más adelante y sin que se hubiesen detenido de nuevo, ni hubiese ocurrido nada excepcional, según me relataron, comenzaron a sentir que viajaba con ellos una presencia extraña y fría.

Ninguno de los dos comentó nada, es más ninguno se atrevió a decir palabra durante el resto del viaje. Mi hermana que era quien conducía, desvió su camino antes de llegar a Oviedo y entró por una carretera secundaria y de allí por un camino estrecho que llevaba a una casa solitaria. Aparcó el coche, abrió la puerta de atrás y la sombra fría desapareció.

Según me relataron, solo volvieron a hablarse el uno con el otro a partir de ese momento:

¿Lo notaste Cari? ―Dijo ella.

__Si, claro, pero ¿qué ocurrió realmente? ―Respondió él.

Mi hermana, experta en experiencias extrasensorial le aclaró:

―Creo que un muerto se nos coló en el coche cuando paramos a cenar y debía querer que lo trajésemos hasta aquí. ¿No notabas el frío?

―Si ―dijo él― era una sensación extraña que viajaba detrás. Pero ¿Por qué te metiste en este camino? ¿Por qué se metió él en nuestro coche?

―No lo sé, quizás viva aquí. Tal vez nos conozca de algo. Habrá que investigar ―Dijo ella.

Mientras me lo relataba mi hermana abría los ojos desmesuradamente, mi cuñado asistía y sonreía levemente.

― ¿Y qué pasó? ¿Preguntasteis por ahí? ¿Quién era el muerto? ―Dije

―Nadie sabía nada. No conocían ninguna historia relacionada con la autopista, ni que hubiera habido ningún fallecimiento reciente por ahí―pero seguiré investigando. Creo que como llevaba el coche viejo de Papá, el muerto que tal vez le conocía, y recordaba también el coche se metió dentro― Me respondió.

¿Verdad Cari? ―Dijo mirando a su marido

―Seguro―Respondió él.

No le di más importancia. Entraba dentro de las estrambóticas historias que mi hermana solía contar para aumentar su audiencia como la de aquel día en que contó como se desdobló y mientras su cuerpo permanecía acostado en la cama, su alma se había desplazado por la casa.

Mi hermana presumía de ser bruja y era una quiromante aficionada, leía la mano a todas las amistades que pasaban por nuestra casa y era normal que descubriese, no solo cosas de su futuro sino también de su pasado y sus relaciones con muertos y espíritus familiares.

Yo la observaba expectante y le pedía que me la leyese a mí también, pero ella se negaba poniéndome alguna excusa y cuando me empeñaba mucho, miraba mi mano y me decía que me saldría todo mal en la vida y que iba a tener muchos problemas con un familiar cercano.

Ante tal perspectiva, nunca supe si creerla o no, aunque tenía muchos fans entre nuestros amigos y siempre que había alguna reunión se volvía la reina de la fiesta.

El fantasma del HuernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora