|Still alive|

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Se siente extraño, estúpidamente extraño que el viento corra con fuerza y aún así sientas que mueres de calor, o que haga demasiado calor y sientas que te congelas, extraño... extraño es que tu pecho se sienta inquieto, que sientas una incomodidad en la garganta y algo dando vueltas en tu estómago como si sintieras que quieres vomitar y luego aquella sensación de vacío que te encierra, sí era extraño.

Siempre se sintió extraña aquella responsabilidad, fui criado para llevarla con el total orgullo que merecía la corona, pero siempre la sentí extraña, como si todo aquel mundo fuera ajeno a mi, como si pesara demasiado al punto que mi cuello parecía querer quebrarse en cualquier momento.

Mi padre no fue un santo, él era un vampiro cruel con todas las letras posibles, engañó a mamá y tuvo a Namjoon, nunca odié a mi hermano ni a su madre, al final ella no tenía la culpa, el sujeto que se hace llamar mi padre la hechizó.

Tuve una infancia feliz si podía llamarla de ese modo, mis padres me criaron con mucho amor y se amaron con locura, contradictorio no? Pero realmente lo hicieron, la muerte de mi madre hizo que mi padre perdiera el sentido de su vida de la peor manera posible, y luego, me entregó el reino y todo lo que ello conllevaba para alejarse de todos y de todo.

Eso nunca me importó porque no lo necesitaba, decidió irse cuando sabía lo que iba a enfrentar, él siempre lo supo y aún así decidió dejarme solo, en cierto modo, agradecí que mamá muriera de manera temprana, así ella nunca pudo observar la crueldad en la que mi padre se convirtió.

— Jimin! — La voz del alto me trajo de regreso a la realidad, aquella cruda realidad de la cual quería escapar — Hace cuánto llevas haciendo eso?

Podía notar tu ansiedad recorriendo cada parte de ti, y me jodía ser el culpable de ella.

— Desde que Sunnie nació — El suspiro tembloroso escapó de manera involuntaria de mis labios — Ella... ella me lo dijo a través de sueños.

— Sunnie puede comunicarte algo a través de sueños?

Negué, no era exactamente así, era mucho más complicado que ello.

— Ella... —Solté un suspiro con fuerza — Estaba pidiendo ayuda, fue una vez, justo cuando nació — La garganta se me secó, no quería hablar de ello, pero Jungkook era su padre y merecía saberlo — Ella envío una especie de señal de auxilio hacia mi.

Te pones de pie jalando tu cabello en el proceso, puedo verlo Kook, la desesperación recorriendo cada parte de tu cuerpo, la culpa, el dolor y sobre todo el agotamiento, estás harto de todo, estás cansado aunque no quieras decirlo.

— Pero qué pasa amor, tienes que explicármelo, por qué Hyesun estaba así, por qué dijo aquello — Pusiste tus manos sobre mis hombros y sentí un peso increíble ser puesto sobre mi.

— Recuerdas el día que peleamos contra Junghyun? — Asentiste y te sentaste a mi lado, moví la cabeza observando a través del monitor a Hye durmiendo en la cama con tranquilidad — Cuando destruí a Junghyun y lo reduje a esa pequeña bola de luz negra, después de que Sun se convirtiera en luz amarilla, pura y bella, al colisionar ambas estas se destruyeron.

— Lo recuerdo, la explosión nos tiró dos metros.

Asentí recordando aquello, el momento se reprodujo en mi cabeza casi 6 meses seguidos, hasta que quedé embarazado de Hye.

— Parece que parte de aquella magia negra en la que se redujo Junghyun entró dentro de mi, a mi no me afectó directamente, no — Apreté los puños con fuerza — No me quería a mi, él se aferró a Hyesun, a su alma y ahora la está usando y yo-

Las lágrimas comenzaron a descender por el rostro del rubio quien sentía que todo estaba yendo peor, había luchado contra aquella magia desde que Hyesun nació, todos los días, habían pasado 4 años y se acercaban al 5 cumpleaños de la menor, si no lo solucionaban antes de ello, nada tendría sentido.

CURSE |kookmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora