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Baltasar tenía pocas pulgas, eso lo sabían todos. No se la pasaba enojado, pero era fácil hacerlo saltar.

Ahora era uno de esos momentos. Estaban en Venezuela, lejos de sus casas, viviendo un preolímpico turbulento y con pocos conocidos en el equipo. Normalmente llevaba bien todo esto, estaba su amigo Juani, y su novio, Fede redondo.
Pero ese día no hubo contención que bastara.

Nada le estaba saliendo bien, la noche anterior se había quedado despierto hasta muy tarde, el insomnio y los nervios lo atacaron. Por no molestar a su compañero de habitación, esperó horas en silencio para calmarse y dormir. A la mañana se quedó dormido, solo pudiendo comer una manzana ,que le guardó su novio, de desayuno antes de ir a entrenar.
Y el entrenamiento no se quedó atrás, nada le salía como quería y la frustración solo crecía.
Malos pases, pésimos centros y sin poder definir en ningún tiro. Insultos de sus compañeros por llegar mal y burlas de los arqueros por los pésimos remates, no lo hacían para lastimarlo, el ambiente siempre era ligero entre ellos. Pero no era su día.

Fue cuando uno de los preparadores físicos lo corrigió por tercera vez " así no entras ni de suplente Rodríguez" y detonó.

Estaba estresado, cansado, con hambre y muchos nervios. Ya se esperaba no ser titular, no le molestaba, terminaba entrando de suplente. Pero la amenaza de no sumar ningún minuto fue mucho, era lo único que quería.

insultos entre gritos para el cuerpo técnico, preparadores y principalmente Mascherano,el DT. Estaba harto de los malos cambios, recordaba el enojo de Fede después del mundial sub20, cuando apenas empezaban a hablar, y entendía el porque de tanto odio, se lo merecía. Se descargó, quizás mucho. Igualmente no se arrepentía de nada.

Ese día abandonó el entrenamiento, espero en el vestuario y apenas regresaron al hotel volvió a dormir, hasta que Juan lo despertó a pedido de Mascherano, que lo esperaba para hablar.

La charla fue exactamente lo que se esperaba, recriminandole su reacción y rendimiento, confirmando, que no jugaría en el próximo partido. Al contrario de lo que buscaba el entrenador, baltasar, salió un más enojado de la habitación. No lo demostró, porque no estaba enojado con nadie más que con él. Y sabía que podría haberlo hablado a tiempo, pero no. Era tarde para eso.

Volvió a su habitación, dónde se encontró con su novio esperándolo. Lo había ignorado a él ,todo el camino de vuelta, y a los numerosos mensajes pidiéndole hablar.

- balta ¿qué te dijo Masche? - preguntó parado en la puerta, no quería que se encierre devuelta, el rubio solo conservaba su cara seria- ¿ jugas ?

- no- respondió frío - dejame entrar Fede, no quiero hablar - fue lo único que dijo, no tenía ganas de discutir con el también.

- ya sé que no querés hablar, pero escuchame aunque sea- pidió tomándolo suavemente de los hombros.

- para qué, para que me digas que hice todo mal y que no debería reaccionar, ser tranquilo y comprensible como vos ? No me sale ser así de perfecto, no soy perfecto, ya me lo dejaron muy claro todos hoy, y no tengo ganas de que vos me lo remarques. - ya estaba rojo del enojo, definitivamente era su peor día.

Redondo se quedó estático, nunca se hablaban así, le dolió mucho como le había reclamado las cosas, no sabía que él lo veía así, ni que esperaba ese tipo de discurso de su parte. Él solo había ido a intentar consolarlo, incluso había pedido permiso para ir hasta un comercio cercano a comprar un chocolate, porque sabía lo mucho que le gustaba.

- no, no era para eso, venía a traerte esto - le dió el chocolate con frutilla que le había comprado - pero está bien anda a encerrarte devuelta. Si se te pasa el enojo con el mundo avisame. Buenas noches - se fue devuelta al espacio común, dejando al menor en la puerta de su habitación, estático y sorprendido por como había tratado a su novio, la persona que más amaba.

Su compañero de habitación no había vuelto todavía, aprovechó para ducharse, descargó toda la ira que tenía en lágrimas.
No quería estar ahí, no quería reaccionar así, lo único que quería era volver a argentina. Estar devuelta con su equipo, ir al departamento que compartía con su novio y que no haya problemas. Estaba enojado por haber causado todo eso, por las cosas que le dijo a Federico. Porque sabía que lo dijo para lastimarlo, sabía lo mucho que le pesaba la perfección y la herencia al mayor, y aún así lo usó en su contra. Se había preparado tanto para este momento y se había quedado sin jugar, perjudicando a su selección, solo por su mal genio.
Odiaba este día.
Se odiaba.

Se acostó, agotado de tantas emociones, se durmió casi al instante.

 faltas vos | Baltaxfede Donde viven las historias. Descúbrelo ahora