Es una noche bastante tranquila en el exterior, pero el corazón de Chu Wanning no hace más que brincar dentro de su pecho. Mentiría si dijera que no está nervioso, más bien va a ser derribado debido a un ataque cardíaco.
Este pequeño inmortal que parece estar a punto de ascender por el calor que siente en su rostro, nunca pensó que un día sería invitado a la habitación de Mo Ran. Tampoco se imaginó que irían tomados de la mano con toda la naturalidad del mundo. Bien, eso es porque en estos momentos él no es Chu Wanning sino el discípulo del Anciano Xuanji, Xia Sini, y como tal debería estar interpretando su papel de niño, ¿no?
Mo Ran lo guía por el camino de piedra bajo la luz de la luna, las estrellas y los faroles anaranjados. En su mano libre lleva una bolsa con bollos al vapor recién preparados, tres o cuatro contados, hechos especialmente para disfrutar esta noche.
Chu Wanning sonríe y desde abajo mira a Mo Ran una vez más. Ah, todavía siente en su corazón que está haciendo algo malo.
Al principio fue un desafío curioso pasar tiempo con sus discípulos bajo esta apariencia de un niño de seis o siete años, pero ahora que su relación shixiong-shidi con Mo Ran se ha profundizado hasta este punto, él teme acostumbrarse a este cariño que anhelaba. Así que cuando Xia Sini desaparezca para siempre y Chu Wanning regrese a su posición de shizun sin corazón, este trato amable hacia él será sólo un recuerdo en su memoria.
Está engañando a sus tres discípulos y lo sabe, habría sido mejor para todos no haberse entrometido en sus vidas, pero ¿no es esto bueno también? Chu Wanning no puede evitar querer más de esto por mucho que lo lamente, por mucho que dude. Quedarse así por cinco meses o cinco años ya no parece una mala idea.
—Shidi, llegamos.
Mo Ran suelta con suavidad su mano para poder abrir la puerta. En ese momento, Chu Wanning por fin se da cuenta de que está sudando un poco, y frunciendo el entrecejo frota disimuladamente las palmas contra el uniforme de tonos azules que viste. No le gusta limpiarse el sudor con la ropa, ¡pero sacar su pañuelo crearía cierto tipo de sospechas! Además, ya ha hecho cosas peores en su nuevo cuerpo de niño, como arrasar con una bandeja de dulces o dormirse descaradamente en el regazo de Mo Ran.
Las velas son encendidas una a una, iluminando con su cálida y leve luz esta habitación estrecha. No hay tantos muebles colocados dentro de ella; es un espacio simple con una cama por aquí, un armario por ahí y dos mesas pequeñas y largas por allá. Él recuerda que a Mo Ran no le gustan los cuartos demasiado grandes, así que no es una sorpresa encontrarse con un lugar tan vacío como este. Fue así también cuando llegó al Pico Sisheng por primera vez, diciendo en voz baja que se conformaba con tener un techo bajo el cual dormir y un comedor agradable en donde poder llenar su estómago.
Chu Wanning no sabe dónde sentarse hasta que la puerta detrás de él se cierra y Mo Ran le indica que se suba a la cama, tal vez pensando que estará más cómodo allí. Sin embargo, el pequeño Chu Wanning, con sus orejas teñidas de un pálido rosado, casi corre hacia la estera de bambú cuadrada, ignorando por completo sus palabras. Mo Ran, que por supuesto esperaba esta reacción, sacude ligeramente la cabeza mientras sonríe, se acerca a la mesa y se sienta enfrente de él.
—Vamos, pruébalos; los cociné hace un momento.
Él entonces deja la bolsa de papel encima para que su shidi pueda comer lo que le ha cocinado. Este trato resulta curioso ya que por la mañana se habían enfrentado amistosamente por un trozo de pastel, pero fue porque a Mo Ran le gustaba jugar con Xia Sini, molestarlo y pellizcarle los mofletes rosados hasta que las pequeñas manos intentaran alejarlo. Luego, cuando están solos, Mo Ran se comporta como un verdadero hermano mayor y lo consiente con dulces o pequeños regalos.
Una vez más observa a su lindo shidi atentamente y sonríe. Los tiernos hoyuelos aparecen en sus mejillas, sus ojos purpúreos relucen con dulzura.
—¿Están buenos? —pregunta.
El niño asiente mientras mastica el primer bollo tomándose su tiempo para saborearlo en su boca.
—¿No vas a comer?
—Ya lo hice. Estos son para ti, así que cómelos antes de que se enfríen.
Xia Sini está en silencio durante unos segundos.
—Mn...
Las finas pestañas revolotean como alas de mariposa cuando parpadea y baja la mirada, llevando su atención de nuevo a los bollos.
De pronto, Mo Ran parece recordar algo.
—Oh, por cierto, tengo curiosidad por esas técnicas de espada. ¿Quién te enseñó? ¿Tu shizun? ¡Tus movimientos fueron geniales! Ja, ja, nunca olvidaré la cara de Xue Meng cuando su trasero tocó el suelo —se burla cuanto quiere de su primo, apoya el mentón en la palma de su mano y mira a Xia Sini con diversión. Después de un rato pensativo, añade—. Aún eres un niño, pero tienes talento: en el futuro, serás poderoso.
Chu Wanning, quien tiene talento y en el futuro será poderoso:
—... ¿Seré muy poderoso cuando sea mayor?
Mo Ran piensa que la sonrisa que está esbozando su shidi es debido a la alegría de ser elogiado por alguien mayor que él, pero en realidad es una sonrisa tan sarcástica, que incluso podría enmudecer al mismísimo Xue Meng. Un perro tonto que no sabe leer el ambiente es probablemente la excepción.
—Sí, sí. ¡Ah, pero aún te queda mucho por aprender! No te ilusiones tan rápido. Luchar con Mengmeng no es lo mismo que luchar con tu shige.
Xia Sini levanta la barbilla. Su nerviosismo inicial se ha esfumado por completo, y su expresión ahora parece incluso más adulta y seria cuando responde, casi sin tacto:
—Claro que no lo es, ustedes son distintas personas al fin y al cabo, pero el resultado será siempre el mismo. ¿Cuándo fue la última vez que tomaste en serio tu entrenamiento con la espada?
—...
Bien, su shidi es muy fuerte y orgulloso, y por eso le gusta mucho. Tal vez si este pequeño tuviera la misma edad que él, le parecería incluso más fácil acercarse como un amigo y cotillear sobre ciertos temas. Es la primera vez en mucho tiempo que realmente desea tener un amigo, pero por otro lado piensa que también está bien comportarse como un hermano mayor de vez en cuando.
Mo Ran siente este deseo de quedarse a su lado, enseñarle y protegerlo. Quiere ser una buena persona para él.
—Mañana..., ¿qué quieres que te prepare mañana, shidi?
En esta habitación iluminada por la luz de las velas y el esplendor de la luna que atraviesa la pequeña ventana, dos corazones laten en armonía, en calma absoluta, abrazando gentilmente estos instantes que probablemente se convertirán en un recuerdo agridulce más adelante.
Ambos, en silencio, piensan que sería genial que este momento de paz durase para siempre.
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Tiempos de calma
FanfictionEn esta habitación iluminada por la luz de las velas y el esplendor de la luna que atraviesa la pequeña ventana, dos corazones laten en armonía, en calma absoluta, abrazando gentilmente estos instantes que probablemente se convertirán en un recuerdo...