01- Cómplices

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Cuatro años más tarde.

Seúl emergía del invierno con su característico frío persistente. Las vacaciones habían llegado y pasado hace ya varios meses, pero para Jimin, el abrazo reconfortante de las mantas lo mantenía atrapado en un sueño plácido. La alarma, fiel a su tarea, había dejado de sonar hace un buen rato, pero Jimin no se sentía inclinado a abandonar la calidez de su cama para enfrentarse al gélido aire matutino. Sin embargo, la suerte estaba de su lado: la familia Jeon vivía al lado, y Jungkook, siempre energético, subía las escaleras con ánimo hasta golpear la puerta de Jimin con decisión.

Después de un breve momento de silencio, Jungkook decidió entrar. Conocía la habitación de Jimin como la palma de su mano, habiendo sido testigo de sus transformaciones a lo largo de los años. Despertó a Jimin con suaves caricias y susurros, desenredando con cuidado las mantas que lo envolvían. Poco a poco, el sueño se desvaneció y Jimin se encontró con la sonrisa luminosa de su amigo.

Jimin se estiró, y Jungkook no dudó en ofrecerle el abrazo reconfortante que él deseaba, fundiéndose en él con una sonrisa en los labios. Las caricias en su cabello cesaron gradualmente mientras Jimin se sentaba en la cama, restregándose los ojos ante la luz de la mañana que se filtraba por la ventana recién abierta por Jungkook.

La madre de Jimin asomó la mitad de su cuerpo por la puerta entreabierta, recordándole a su hijo la importancia de no llegar tarde al desayuno y bromeando sobre lo mucho que le costaba levantarse temprano, agradeciendo a Jungkook por haberse ocupado de despertarlo se retiro sonriente.

Una risa ligera llenó la habitación mientras Jimin y Jungkook intercambiaban miradas cómplices. Jungkook se adelantó y dejó un beso afectuoso en la frente de Jimin antes de desaparecer camino a la cocina, mientras Jimin lo observaba con una sonrisa agradecida.

La relación entre Jimin y Jungkook era única, un lazo sólido que habían forjado a lo largo de los años. Jimin, Omega, y Jungkook, afortunadamente Beta, compartían no solo la escuela, sino también una conexión especial que les brindaba consuelo y seguridad mutua.

En la escuela, Jimin se disculpó por su tardanza, mientras Jungkook se acomodaba a su lado con una sonrisa comprensiva. Entre bromas y confidencias, sellaron su complicidad con gestos y palabras que solo ellos podían entender.

—No hay problema, pero si sigues tardando en salir de la cama, mañana seré menos comprensivo —advirtió Jungkook, con una sonrisa traviesa.

Jimin asintió con complicidad, sabiendo que la dulzura de Jungkook era un regalo constante en su vida.

—De todos modos, siempre eres dulce conmigo, Kookie, ¿verdad? —susurró Jimin, acercándose a él.

La cercanía entre ambos era reconfortante, y Jimin cerró los ojos disfrutando del momento.

—Eres demasiado consentido por todos, no solo por mí. Hasta TaeHyung no puede separarse de ti.

Aunque pronunciadas con un deje de disgusto, estas palabras no lograron empañar la sonrisa de Jungkook, quien acarició los cabellos de Jimin antes de apartarse con suavidad. A pesar de sus bromas, la preocupación de Jungkook por Jimin era evidente, especialmente desde el accidente que cambió la vida del contrario.

El día en la escuela transcurrió monótono, mientras la temperatura descendía gradualmente, sumiendo a Jimin en un anhelo por regresar a su cama y disfrutar de un reconfortante chocolate caliente. Mientras tanto, se encontraba envuelto en la bufanda de Jungkook, sintiendo la caricia reconfortante de su mano en su nuca, mientras esperaban a Taehyung, quien tenía una relación más estrecha con Jimin que con Jungkook.

Las caricias continuaron y la proximidad entre ellos aumentó, hasta que Jimin sintió el peso del cuerpo de Jungkook contra el suyo, quien había cambiado la caricia en su nuca por un abrazo en su cintura. Juntos, aguardaban la llegada de su compañero de clases, cuya tardanza no pasó desapercibida.

—¿Problemas otra vez para conseguir comida? —Jimin se separó con suavidad de Jungkook para acercarse a Taehyung, quien parecía desanimado. Lo abrazó y le dio unas palmaditas reconfortantes en la espalda, mientras escuchaba los gruñidos de su mejor amigo a sus espaldas.

—Cada día es más difícil encontrar algo decente para comer en esta escuela... ¿Sabían que en la escuela de alfas tienen un comedor enorme y la comida es hecha por un chef? —se quejó el recién llegado.

—Pero esta escuela es mucho más tranquila, y creo que la comida es mejor, ¿no es así, Kookie? —añadió Jimin, dirigiéndose a Jungkook.

El aludido asintió simplemente y se aproximó para separar a Jimin de Taehyung, abrazándolo por la espalda y provocando una mirada pícara de este último.

—Si no los conociera, apostaría a que son pareja —comentó Taehyung entre risas, mientras los tres jóvenes se dirigían hacia la biblioteca, riendo y bromeando entre sí. A pesar de todo, Jungkook siempre mantenía una seriedad que contrastaba con la dinámica bromista del trío.

El sonido del timbre anunciando el final de las clases resonó en el pasillo, marcando el cierre de otro día en la escuela. Sin embargo, para Jimin, Jungkook y Taehyung, la jornada apenas comenzaba, y juntos, se preparaban para enfrentar los desafíos y las alegrías que les deparaba el futuro.


 Sin embargo, para Jimin, Jungkook y Taehyung, la jornada apenas comenzaba, y juntos, se preparaban para enfrentar los desafíos y las alegrías que les deparaba el futuro

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⏰ Última actualización: Feb 15 ⏰

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