Ese sentimiento de culpa que nos rompen,nos destruye de una forma que a nosotros masoquistamente nos gusta. Dolor. Nos encanta y con el tiempo nos volvemos adictos a él, a sentirlo dentro de nosotros en nuestro cuerpo como si fuera una vitamina un vicio o una droga.
¿Acaso puede ser eso posible?
Sí,sí lo es cuando el dolor se apodera de nuestro cuerpo y nuestro ser es difícil poder deshacernos de él. Se apodera de nuestra mente se cala por los huesos por nuestros huesos, y se vuelve Nada para penetrar más allá de lo que podemos ver, la verdad que esto no tiene definición.
Esto es como los cortes si te haces uno sabes que no vas a parar. Siempre necesitarás uno para sentirte bien.
Es también como los recuerdos siempre nos recordamos de lo que nos duele.
Es igual al amor. Duele. Pero siempre buscamos enamorarnos.
Es como la enfermedad. Sabemos que estamos enfermos pero no vamos al hospital. Nos gusta el sentirnos así. Da placer.
Somos masoquistas ante eso. Y no podemos negarlo. Nos volvimos adictos al dolor. Es una medicina. Nuestra medicina.
