𝙒𝘼𝙏𝘼𝙎𝙃𝙄 𝙏𝙊 𝘼𝙆𝙐𝙈𝘼 (悪魔) || 𝑪𝒉𝒖𝒖𝒂𝒏𝒈𝒐.

PARTE ÚNICA.

⚠️ Precaución, está historia contiene lenguaje sobre rituales, amor y sexo. Leer bajo la responsabilidad del lector.

Canción inspirada en este One-shot:

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"No importa si me enamoro de un diablo, siempre y cuando me ame como el infierno".

- Unknown.

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Muchas veces los seres humanos somos incapaces de darnos cuenta de cuanto es la cantidad exacta de poder que deseamos adquirir. Son seres codicioso que no tienen límites algunos una vez se realiza el pacto. Ango se empeñaba en buscar poder incluso si eso pudiera costarle la vida, todo con tal de poder impresionar al hombre de sus más fantasiosos sueños.

Aunque Odasaku se veía empeñado en no querer voltear a verle por estar enamorado de su tonto novio suicida Dazai, eso le provocaba dolor de cabeza. Incluso dejó su trabajo como oficinista del estado para poder unirse a la mafia y todo por él, pero aún así jamás le volteaba a ver.

—*Entonces, ¿me estás diciendo que haga un pacto con el diablo?— Alzó una ceja para ordenar los papeles que Dazai dejó sin realizar.

— Lo que oyes, si deseas impresionar a Odasaku, un demonio sería capaz de darte lo que necesites.— Le tendió el libro de diferentes rituales y por supuesto de los diversos nombres de demonios a los cuales podía invocar y lo que obtendría a cambio.

— Mmh, tal vez podría darle una ojeada luego de acabar con el trabajo.— Se acomodó sus lentes para agradecer al chico y tan solo marcharse.

A pesar de ser lo suficientemente inteligente, su codicia por obtener más, lo iba a llevar a su total y lastimosa desgracia. Cuando al fin pudo acabar con todo, noto lo tarde que era y se dirigió hasta su habitación la cual le  había designado aquella organización.

Se sentó sobre su escritorio para darle unas cuantas ojeadas al libro que le prestaron, y solo un demonio de ellos llamo su atención. El demonio Nakahara, aquel ser que otorga el poder del amor y la riqueza, su única condición era tener todas las noches hasta la finalización de su contrato una copa del mejor vino que tuvieran en aquella tierra.

Ango tan solo sonrió, para ser un demonio poderoso no era para nada quisquilloso en sus pedidos. Por supuesto, que también debía darle un alma como regalo. ¿Pero que alma le daría?, tal vez la de algún vagabundo moribundo que encontrase por ahí.

Se sentía bastante impaciente, así que tan solo siguió los pasos que observó en el libro sin tener buenos resultados. Aunque para ser un oficinista de rango superior en la mafia, era extraño que a su edad creyera en este tipo de estupideces.

— Vaya tontería.— Se quitó sus gafas para poder recostarse sobre su cama, se quito sus zapatos y tan solo cerró los ojos olvidándose por completo de quitarse su tenida formal.

— ¡¿He?!, ¿te atreves a decir que mi pacto es una tontería?, que humano tan insolente.— El demonio había sido pactado a la perfección. Nakahara era el ser más hermoso en todo el infierno, su cabellera rojiza, sus labios semi rosados y aquellos ojos más azules que un zafiro.