Historia del Edén

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POV: Emily

Ha pasado una semana desde que me enteré que Adam bajaba anualmente al infierno para masacrar miles de almas humanas... ¿Y lo peor? Mi hermana Sera lo sabía... ¡Ella lo sabía y nunca me dijo nada!

Por eso llevo toda la semana sin hablarle, estoy muy enfadada con ella. A veces intenta sacarme conversación, pero al cabo de un rato de intentarlo sin conseguir nada, solo se dedica a suspirar y a decirme que debo dejarlo estar y que ella se encarga de la situación como considera necesario.

¿Te lo puedes creer? Dejarlo estar. ¡Dejar estar que en menos de un mes los exorcistas bajarán y atacarán el hotel de la princesa Charlie y luego el resto del infierno!

Por ello me he dedicado a buscar en toda la biblioteca celestial algo que pueda ayudar a mi amiga. Algo que pruebe que la redención es posible... pero nada...¿¡Es una biblioteca que contiene toda la información y sabiduría de la tierra y no tienen el más mínimo conocimiento sobre la redención!? También intenté preguntarle a san Pedro si conocía algún caso de alma redimida pero su única respuesta fue llamar a mi hermana y decirle que tal vez me encontraba enferma.

San Pedro a veces puede llegar a ser un... un... ¡cabeza de chorlito! Sí, eso.

Cierro el libro que tengo en mis manos con brusquedad y lo dejo en su lugar. Es como el centésimo libro en el que busco y sigo sin encontrar algo.

¡Vamos Emily, se te tiene que ocurrir algo, se lo prometiste a Charlie! ¿Podría intentar hablar con él consejo para que dejen el exterminio? NO, para eso debería hablar con Sera primero y se negará.

Frustrada, vuelo hasta una de las mesas de la librería donde me siento y dejó caer mi cabeza con pesadez en el frío mármol.

—Uuuhg no sé cómo ayudar a Charlie...—

—¿Todavía sigues con eso?— no puedo evitar dar un brinco cuando escucho la voz de mi hermana. Me doy la vuelta solo para lanzarle una mirada envenenada y volver de nuevo mi vista al frente para seguir compadeciéndome de mí misma—, Sabía que te encontraría aquí, llevas metida en la biblioteca celestial toda la semana —Intenta empezar esta conversación como todas la veces anteriores—. Emily, ya te lo advertí —Noto su mano en mi hombro y me habla con ese tono estricto y maternal suyo que me hace sentir como una niña regañada.

Me aparto con dureza de ella y me alejo un poco, sin levantarme, solo haciéndole saber que no quiero que me toque, ni me hable.

—Está bien —La escucho suspirar con tristeza, no le veo la cara, pero sé perfectamente que ha puesto su semblante serio para lo que me va a decir a continuación—, Pero enserio debes dejar esta actitud tuya en algún momento, pequeña —noto como se agacha hasta mi altura y me acaricia las plumas delicadamente con sus manos—, No soportaría verte caer, como le pasó a Lucifer —Ruedo los ojos contando por... ¿Tal vez veinteava vez esta semana? Que no quiere que caiga como Lucifer cayó.

La oigo alejarse y me vuelvo a dejar caer con dureza sobre la mesa, aplicarle la ley del hielo a Sera me cuesta horrores. Solo recuerdo enfadarme con ella una vez en toda mi existencia, cuando todavía era una pequeña angelito, Sera me castigó sin galletas por pintar en la túnica de San Pedro... No pude aguantar la presión ni cinco segundos antes de abrazarla y pedirle perdón.

—AAAHHHG ¿¡Por qué es tan complicado!?

—SSSSHHHH —Me encojo un poco y miro al bibliotecario, el ángel Raziel, que me dirige una mirada dura y me hace un gesto de silencio con la mano.

—Lo siento —Susurro y me vuelvo a apoyar en la mesa algo cohibida.

Yo solo quiero ayudar a Charlie... ese amigo suyo... ¿Cómo se llamaba? AngelDust, eso. Había demostrado que las almas pecadoras pueden cambiar y mejorar... No estoy poniendo en duda, ni quiero caer como lo hizo Lucifer... yo solo...

La caída del diablo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora