Día 1: Declaración

29 8 3
                                    

Era un día en la mañana, el segundo mayor, Reiji sakamaki, estaba en su laboratorio haciendo pócimas. Pócimas que le encargó su no tan querido "padre" Karlheinz.
Lo cual se le hacía raro, ya que el nunca le ha encargado alguna pócima hecha por el y menos que se la llevará el mismo a su castillo.

Después de terminar la pócima, Reiji, agarro sus cosas, lo más necesario, y salió de su laboratorio camino al salón general. Dónde sus hermanos lo llenaron de preguntas para saber a dónde iba.

-¿Y entonces?-Dijo ayato, quitándole el espacio a Reiji, haciendo que no pudiera pasar a la puerta.

-No es de tu incumbencia, ayato, así que me podrías hacer el favor de moverte, por favor-ya se estaba masajeando la sien, nunca creyó que sus hermanos no lo dejarán salir.

-¿Ya oíste Teddy?Reiji quiere escapar de nosotros, que pena- Y no pudo estar más indignado, ¿¡Escapar?! Si el hubiera querido, ya lo hubiera hecho hace mucho.

-Ya basta ustedes dos, déjenme pasar o de las verán conmigo y no tendrán ni dulces ni tokoyakis por mucho tiempo- Y nada, creyó que con eso los sobornaria, pero no. Ahí estaban todavía, en el mismo lugar, impidiéndole el paso.
Checho su reloj para saber la hora. Ya era tarde, muy tarde para el.
-Bueno, no tengo más remedio que hacer esto- rápidamente utilizo su telequinesis para apartar a los dos individuos y salir corriendo del lugar, para no gastar fuerzas, decidió volar para llegar más rápido. Ya que por supuesto, la limosina ya se había ido, sin esperarlo.

10 minutos después, ya estaba en la entrada del gran castillo. Sacudió su uniforme y tocó la gran puerta, está sola se abrió. Dejando ver una alfombra roja, que al parecer lo llevaba a algún lugar, con curiosidad, siguió el camino que le daba la alfombra. Habiendo regalos a los costados, estaban escritos con su nombre en la parte superior, Reiji.
Decidió abrir uno, dónde se encontraba un gato de peluche, oscuro con ojos rojos y un corazón de broche en una esquina. Vio para el otro lado y había un ramo de flores sakura, parecía más un adorno hecho a mano.

-Umm, esto es raro, se supone que ese viejo me encargo una poción nadamás- extrañado el menor, siguió el camino, llegando a un salón decorado de todo tipo de flores, de hasta rosas hasta flores de loto y muchas más. Quedó asombrado, le encantaba ese tipo de decoración, elegante pero a la vez lindo. El olor de las flores inundaba sus fosas nasales, cerro los ojos para relajarse. Pero en unos segundos, unos brazos lo apresaron por atrás.

-al parecer te gusto mi regalo, Rei rei- Dijo el hombre tras de el, se voltio amenazante por el repentino "abrazo".
-¿Que estás planeando ahora, karlheinz?- dijo con voz sería el menor, no le agradaba la presencia del otro, pero trataba de mantener la calma.
-Nada nada, solo te hice un pequeño regalo... Ven conmigo- le ofrece su mano, el menor dudando le da la suya y lo siguió al centro del lugar. Tenía un arco de flores arriba de ellos y la luz también.

-Ajam, mira. Se que no nos llevamos muy bien, y que somos padres e hijo, pero- Se arrodilla, entregándole un ramos de flores moradas.-¿Quisieras ser mi pareja para toda la eternidad?-

No tenía palabras, estaba sorprendido, muy sorprendido,pero no petrificado. Sentía algo en el, en su corazón inexistente, sus mejillas comenzaban a arderle, estaba muy nervioso.

-Y-yo- claramente se le notaba sus nervios-No se que decir, e-es muy repentino- Tratando de taparse su rostro con sus manos. Le dió su respuesta...

-si-

Karlheinz estaba feliz, muy feliz. No había sentido tanto amor ni cariño por alguien, menos por sus esposas. Se levantó rápidamente y cargo al menor, dándole un abrazo.
-muchas gracias, mi Rei rei. Me hace muy feliz escuchar eso- Antes de que Reiji dijera algo, lo beso, era un beso de cariño y amor puro. Lo sujeto de la mano. Y la salieron un rato afuera. A disfrutar del aire fresco y de los regalos que le tenía karlheinz a Reiji.

-Bueno, karlheinz, ¿Esto no es mucho?- pregunto el menor al ver todos los regalos.
-Si son para ti, nada es mucho, todo es de parte mía con todo mi amor. Y por favor no me llames Karlheinz, llamame de otra forma- lo agarro de la cintura y lo abrazo, el menor solo se dejó llevar. Y así duraron un rato, para más tarde el menor despedirse de él, para ir a su mansión. El mayor lo sorprendió con un beso en sus labios, para después salir de ahí...

El menor llegó a la mansión, con una actitud feliz, tarareaba una canción mientras caminaba hacia su cuarto.
Nunca había estado tan feliz ni tan emocionado de ver a alguna persona, el creía que el amor nunca llegaría a el. Por ser una persona no tan cariñosa, pero, con lo que pasó hoy, estaba equivocado. Alguien lo amaba y lo quería tal y como es, jurara no perderlo y que no le pase nada, al amor de su vida.

Lo mismo con karlheinz, feliz de la vida, que ahora tiene un motivo para vivir. Y alguien a quien proteger.
El jurara quererlo, amarlo, protegerlo y por supuesto, nunca lastimarlo....





//30 días de tu otp//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora