26° Mares de sangre

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En el reino de Aranthia, la guerra había consumido la tierra durante años. Los campos de batalla estaban marcados por la violencia y la desolación, y la esperanza se desvanecía con cada amanecer teñido de rojo.

En medio de este caos, un joven soldado llamado Marcos se destacaba por su valentía y determinación. Con su habilidad táctica y coraje, se convirtió en un líder para sus compañeros, quienes lo seguían con lealtad.

Una fría mañana, cuando el sol apenas se alzaba sobre el horizonte, la batalla más grande de todas estalló. Las tropas de Aranthia se enfrentaban al ejército invasor liderado por el temido general Mordekai. La lucha fue feroz y despiadada, con la vida de innumerables hombres colgando de un hilo.

En medio del caos, Marcos se encontró cara a cara con el general Mordekai. En un duelo de habilidad y determinación, Marcos logró herir al líder enemigo, pero también resultó gravemente herido en el proceso. Mientras yacía en el suelo, miró a su alrededor y vio a sus compañeros luchando valientemente, pero también cayendo uno a uno.

Con sus últimas fuerzas, Marcos se arrastró hacia el borde de un acantilado que se alzaba sobre el mar. La sangre fluía de sus heridas, tiñendo el agua debajo de él de un rojo oscuro. Sabiendo que su fin se acercaba, reunió a sus últimas fuerzas y se arrojó al mar, llevando consigo al general Mordekai.

Las aguas turbulentas los engulleron, convirtiéndose en un remolino de furia y desesperación. En ese mar de sangre, el destino de Marcos y Mordekai se entrelazó para siempre, sellando el fin de la guerra.

Cuando las olas se calmaron y el silencio descendió sobre el campo de batalla, la gente de Aranthia se reunió para honrar la valentía y el sacrificio de Marcos y sus compañeros. Aunque la guerra había cobrado un precio terrible, su legado perduraría en los corazones de aquellos que quedaban para reconstruir su tierra destrozada.

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